Qué lata con redundar en la calor

Nueva ola de calor que llega cuando no acababa de irse la anterior, lo que provoca que estemos instalados en el calor, esa calor de toda la vida que llevaba a regar la cama en los casos de mayor desesperación. Ola de calor que se multiplica con ese afán de que los informativos se nutran principalmente de mostrar los malignos termómetros que, junto a la hora, nos anuncian cómo los mercurios se han ido en busca de las nubes. Y junto a esto, la matraca del calentamiento global que tanto propala el sectarismo de guardia. En plena canícula lo normal es que por estos andurriales y con la banda sonora de la chicharra, los pájaros caigan a plomo y el personal se refugie, con lo que ya podrían los que manejan la barca prescindir de ese alarmismo térmico que nos llega por la vía de unos termómetros todo el día al sol.