¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
El estilo de los viejos profesores
Puerta de los palos El Fiscal
LEVANTARSE en un Pleno para proponer la renuncia a las subvenciones anuales en favor de una acción social en la actual coyuntura suena a la mejor música de capilla, pero es condenarse irremediablemente al fuera de juego; claro que hay a quien le gusta ese estilo y lo cultiva como sello institucional, como timbre de gloria. En este último caso, nada que objetar. Ocurre como aquel cabildo en el que alguien susurró al oído de su compañero de banco: "Llevamos 37 minutos hablando sobre el número de búcaros que debe haber para los nazarenos a la entrada de la cofradía. ¿No es ya algo exagerado?". Y le respondieron: "Llevamos cientos de años haciendo así estas cosas". Un respeto a los siglos, por favor. Y a los sellos.
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