Contra jueces y periodistas

El Gobierno aspira a que solo sobrevivan sus medios afines, aunque algunos sean meros libelos

07 de junio 2024 - 00:00

QUÉ une al populismo de izquierdas y derechas americano (del norte y del sur) con el europeo, y más concretamente, con el español? Bingo: el ataque permanente a la prensa y a los jueces. ¿Y por qué ocurre esto? Porque son las dos principales barreras que impiden que los populistas den riendas sueltas a unas pulsiones autoritarias que han vuelto a aparecer en el horizonte de los países con regímenes democráticos. En nuestro país, los impulsores de esa agenda social (aborto, eutanasia, política de género, etcétera) que venden como un paso más en la emancipación de la humanidad iniciada por la Ilustración, son los mismos que están promoviendo una ofensiva en toda regla contra algunos de los grandes logros reales de esa misma Ilustración: la división de poderes y la existencia de una prensa libre que (con sus excesos y equivocaciones) controle a los que mandan.

Tanto la Amnistía a los líderes del procés como el Caso Begoña son un claro ejemplo de lo que decimos. Pedro Sánchez y sus apoyos recurren al lawfare y la “máquina del fango” para descalificar y marginar a todos aquellos que no comulgan con sus ruedas de molino. Los españoles, una vez más, no hemos inventado nada nuevo. Son los mismos términos que usaban los Kirchner o que sigue usando Trump para justificar sus abusos.

Pedro Sánchez aspira a un Poder Judicial que se someta como el Legislativo –presidido por una marioneta como Francina Armengol–, que no dé la lata y conozca bien el arte de la reverencia. También sueña con un ecosistema mediático en el que solo sobrevivan sus medios afines, aunque algunos de ellos sean meros libelos. Pocas veces hemos visto un presidente del Gobierno con menos respeto a la prensa. No solo se ha acostumbrado a declaraciones solemnes que no se someten a las preguntas de los periodistas, sino que también usa las entrevistas que concede como una manera de favorecer a los amigos y marginar a los supuestos enemigos. En los próximos tiempos veremos si se cumplen todas las amenazas que ha difundido a través de sus portavoces más chuscos. Si así es, aquí estaremos.

Estaba a punto de escribir “no pasarán”, pero ya sabemos que esa frase está gafada.

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