Los Javieres nos aviva la añoranza

NUNCA una Semana Santa es igual a la anterior y cada año nos reserva alguna innovación que suele ser para mejorarla. La Semana Santa, a pesar de los muchos pesares que la complican, es una obra que busca la perfección desde esa misma perfección que ya trae de fábrica. Y aunque habrá que esperar a que se apuren las muchas puntadas que le quedan al asunto, lo cierto es que la Semana Santa se enriquecerá el día que los Javieres puedan cumplir el deseo de irse a los Jesuitas de Jesús del Gran Poder. Por lo pronto, el primer paso se daba antier noche con el visto bueno de los hermanos y ahora sólo resta que los trámites se solucionen, que son muchos y variopintos. Pero recuerdo al Cristo de las Almas por Jesús del Gran Poder y se me alegran los adentros recordando vivencias que quedan ya muy remotas.