La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La sanidad funciona bien muchas veces en Andalucía
Convencido estoy de que uno de los motivos de satisfacción más elocuentes para la causa bética es el talante de Isco Alarcón. Futbolista excepcional, su comportamiento está a tono con su categoría profesional y la verdad es que eso es algo que se puso en duda cuando el Betis se le acercó. Demasiado tiempo haciendo dudar de su futuro, esta forma de compenetrarse con el Betis es un indudable motivo para sentir contento.
Erigido en faro y guía de la tropa bética tras la huida de Canales y la lesión de Fekir, el malagueño se ha constituido en icono principalísimo de la fe bética y ahora está subiendo como la espuma esa estimación. Aquella lesión sufrida en Las Palmas supuso demasiados contratiempos para él y para el Betis. El equipo se quedó sin su inestimable concurso y él se quedó sin estar en la Eurocopa, con lo que aquella entrada sufrida en Canarias tuvo un acusado doble perjuicio.
Bien que notó el equipo su ausencia de un futbolista irremplazable y ahora hay clima de alegría por la forma en que Isco está acometiendo su tiempo de recuperación. “Quiero estar a tope ante el Girona”, ha dicho mientras sufre en su trabajo diario en la ciudad deportiva de los Bermejales. Con ese sentido de entrega a su profesión y que ha sorprendido nunca podía el Betis dejar de congratularse por haber hecho caso a Pellegrini cuando el malagueño estaba sin equipo.
Sin duda alguna y prescindiendo de todo tipo de morbo que se pueda imaginar, la respuesta de Isco está en consonancia con lo que Pellegrini ha impuesto en el día a día del Real Betis Balompié. ¿Será verdad que va a estar al cien por cien la noche que el Girona llegue a Heliópolis? Eso se fía para el día de la Virgen, 15 de agosto en todos los almanaques, y la hora de inicio sería la de las nueve y media. Para la cita quedan veinte días y si Isco ha dicho que estará a tope...
También te puede interesar
Lo último
Encuentro de la Fundación Cajasol
Las Jornadas Cervantinas acercan el lado más desconocido de Cervantes en Castro del Río (Córdoba)