Monticello
Víctor J. Vázquez
El auxilio de los fantasmas
SEVILLA/Lejos de la parafernalia y el revuelo que pueda suscitar el enlace de Cayetana y Alfonso Díez por el sinfín de peculiaridades que rodean a la pareja y el enorme interés mediático que despierta, la de ayer fue una boda de lo más tradicional. Una unión matrimonial íntima, discreta, sin ninguna floritura ni filigranas de más. Una boda en la que se intercambiaron alianzas como es habitual y los sentimientos fluyeron de la forma más natural y espontánea. Es cierto que pocas parejas españolas tendría la oportunidad de darse el sí con el Palacio de las Dueñas como escenario, pero ni el salón más lujoso adornado con históricas obras de arte puede acabar con lo que realmente significa ese momento: la unión de dos personas que se aman y quieren pasar el resto de su vida juntas. En la intimidad, al fin y al cabo, no deja de ser una boda más.
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