Huyan del negro en Sevilla, algo ocultan

La aldaba

Hoteles, bancos y bares se empeñan en parecer salas de cine con la película empezada en la ciudad de la luz por excelencia

Ausencias y presencias con morbo en Sevilla

¡Que se nos pasa el arroz!

Acceso de un establecimiento decorado en negro
Acceso de un establecimiento decorado en negro / M. G.

19 de diciembre 2024 - 04:00

Se han empeñado en robarnos la luz. Hay diseñadores encantados con el negro que todo lo tapa:las manchas, los desperfectos y hasta los rostros. Como si quisieran que todos seamos gatos pardos en horario diurno. Camareros vestidos de negro como arquitectos pretenciosos. Entradas de oficinas bancarias como si fueran discotecas, que dan ganas de pedir un cóctel en vez de un fondo de pensiones. Accesos a hoteles que parecen revestidos de luto con algunas lucecitas modelo sala de cine para que no nos peguemos el tropezón. Nos privan de la luz y nos condenan a esa negritud que tanto le gusta y ha estudiado Luis María Ansón. Que en una ciudad como Sevilla se tiñan de negro tantos establecimientos y hasta algunos palacios es una verdadera aberración. Una cosa son las piscinas en todas las plantas altas, cargándonos la denominada quinta fachada y reduciendo los tejados, y otra que ennegrezcamos los interiores como si fueran la fachada de la Catedral antes de la eliminación del tráfico. No diremos peatonalización porque eso sería una burla. La negritud en la decoración debe ser un efecto de ese feísmo que lastra la estética de hoy, según los sesudos expertos y finos observadores. Ese parecer siempre de noche en la ciudad de la luz, el río y los cielos limpios es una salvajada que sólo es comparable con la de árboles que nos han talado y, por lo tanto, la sombra de la que nos han privado en la ciudad de seis meses con riesgo cierto de calor. Hay hoteles en los que se necesita el acomodador del cine con la linterna para hacer eso que llamamos el check-in y facilitarle toda la información personal al recepcionista para que el Ministerio del Interior nos tenga todavía más fichados.

La negritud en la decoración es como el acero corten que todos los alcaldes catetos permiten que se emplee en los centros de interpretación, rótulos y glorietas. Ese acero que se queda chorreado y viejo en poco tiempo y si te vi (tararí) no me acuerdo. Con la alegría que da dejar que la luz bañe las estancias con toda libertad. Somos hijos de la luz, quizás por eso es más difícil encontrar un pub de estilo irlandés. ¿Se han dado cuenta de que han ido cerrando casi todos por uno u otro motivo? Fueron una apuesta interesante y enriquecedora, mucho más que las insípidas franquicias de quita y pon. Desconfíen de quienes nos quieren fundir en negro continuamente. Algo quieren ocultar o algún coste quieren ahorrarse. Sevilla es la luz. Y eso no es un tópico. Es un rasgo de identidad. Guste o no, como la sangre encebollada, que algunos no probamos aunque esté en la lista de tapas. Y se deba mantener porque tiene un público muy cualificado, como el gran Pepe Monforte.

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