Hosteleros timados

Ante la crisis de los veladores, hagamos una campaña en favor de las barras, como en la Sevilla de los 80 y 90 que añora el alcalde

El encanto perdido del Centro en favor de los barrios

Las nuevas formas de reservar mesa

Veladores rectangulares en la Plaza del Salvador.
Veladores rectangulares en la Plaza del Salvador. / M. G.

26 de febrero 2025 - 07:01

En la ciudad de 2025 hay cuatro grupos de presión: los bares, los hoteles, los clubes de fútbol y las cofradías. A dos años de unas elecciones municipales es posible y nada irracional que un alcalde se enfrente a alguno de ellos por tener puntos de vista diferentes. Es el precio del gobierno que ya quisiera pagar la oposición. Los empresarios de la hostelería, que fue primada como ningún sector a raíz de la pandemia, no quieren perder la fuerza adquirida. Se han levantado de la mesa de negociación de la comisión de veladores y han calificado de “timo” todo lo concerniente a la campaña de los tanques a la calle que permitiría, esto es, la solución a que podamos seguir haciendo lo de siempre: disfrutar de los espacios públicos, solo que ahora en la sociedad de los excesos, pero las soluciones son mucho más complejas. Los hosteleros no quieren tantas restricciones, los vecinos no quieren tantas facilidades. Y el alcalde está en medio, entre la barra y los veladores, nunca mejor dicho. En los corrales está el toro de la Semana Santa y el alcohol (la ley seca), como está el de los bares del entorno de la Feria. Los empresarios han conseguido, al menos, que se permitan los veladores rectangulares, esos que parecen pupitres de instituto de bachillerato, cuando el velador ha sido siempre redondo y ni mucho menos de un gran tamaño, pero ya sabemos que ahora hay terrazas que son más bien abrevaderos y comederos. Los hosteleros aprietan, echan el pulso y amagan con medidas. ¡Qué triste una Sevilla con los bares enojados a las puertas de una cuaresma! No les queda otra que coger una posición de fuerza de cara a la primavera ante la lista de asuntos pendientes de negociación. La tarde de la Magna sin terrazas en el centro provocó una herida que todavía escuece. No es nada fácil acogerse a la opción de establecimiento singular que permitiría los tanques en la calle, por eso dicen que se trata de un “timo”, como lo de las playas proyectadas en Sevilla, como el Pompidou en la Puerta de la Carne o como Beyoncé que iba a cantar en Sevilla Park. Por el humo se sabe donde está... el camelo. Al único inspector vespertino de la Gerencia que está operativo para todas las terrazas de la ciudad –conocido ya como SuperPepe– le van a tener que pagar tantas horas extraordinarias que el tío de las cuentas de la caracola número 3 entrará en estado de tembleque. Con los hosteleros hemos topado, alcalde. ¡Fuerza y honor! La próxima campaña que sea en favor de las barras. Hay que recuperar los hábitos de la Sevilla de los 80 y 90 que al final es la que añoran, ay, Oseluí y sus beduinos.

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