La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La sanidad funciona bien muchas veces en Andalucía
Crónica personal
YA no cabe ponerse de perfil, es necesario defender abiertamente la posición de cada uno, situarse claramente en un PSOE dramáticamente dividido en el que todo se hace a cara de perro, llevando adelante el tan castizo al enemigo ni agua. Ni agua ni aire para respirar. Hoy, después del Comité Federal, habrá vencedores y vencidos, el calendario aprieta y las decisiones tomadas los últimos días, algunas muy hirientes, no permiten ya componendas de ningún tipo. Las heridas sangran demasiado como para curarlas con paños calientes.
De hecho, ni siquiera todo el PSOE reconoce entidad a la convocatoria del órgano más importante entre congresos. Incluso hay dos convocados. La apertura del proceso de primarias ha sido el último paso de los sanchistas para demostrar que están decididos a llevar su agenda hasta las últimas consecuencias, pero en el lado contrario importantes dirigentes regionales afirman que es la última oportunidad de poner orden en un partido que, con Sánchez, va directamente al abismo, y para evitar la catástrofe hay que elegir un nuevo comandante que conduzca al ejército y le lleve con buena mano hacia la victoria. Que en ningún caso podría ser a corto plazo, tal como están las cosas. Desde luego no se verá a corto, a medio ni a largo con Sánchez en la Secretaría General, donde ha cometido un sinfín de errores. El más grave no escuchar, ni ver ni atender ninguna clase de sugerencia de quienes velan más por el partido que él mismo, que ha antepuesto sus ambiciones personales a las del PSOE... como se advierte desde hace tiempo y ha sido evidente estos días en los que se ha encerrado en la sede federal de la calle Ferraz y está más obsesionado con destruir a los rivales que en salvar las siglas del puño y la rosa.
Hoy, en la hora de la verdad, Susana Díaz tendrá que enseñar ya sus cartas. Los críticos estarán obligados a demostrar que tenían diseñada una estrategia cuando lanzaron su órdago de disolución de la ejecutiva, y los dirigentes de uno y otro bando descubrirán su estrategia de futuro. Un partido como el PSOE no se puede quedar sin resolver de forma contundente y definitiva sus actuales problemas. Hoy tendrá que dar respuesta a preguntas básicas como si apuestan por terceras elecciones o por la abstención a Rajoy, por una gestora o por remodelar la ejecutiva actual, un congreso antes o después de las elecciones, intento de conformar un Gobierno con Podemos o dejar definitivamente atrás una idea que no cuajó una vez y que difícilmente cuajará ahora con unos resultados más precarios.
Hoy tendría que decidirse, de una vez, si el PSOE pasa página a la era de Pedro Sánchez o le da una nueva oportunidad. Que, tal como están ahora mismo los ánimos, y con los gestos últimos, tan humillantes en algunos casos , es difícil que ocurra. No hay peores adversarios que los que han sido íntimos amigos.
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