La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
Puntadas con hilo
Hace ahora justo cinco años que el gobierno de Juan Espadas puso sobre la mesa la necesidad de aplicar una tasa turística, al igual que ya lo hacían otras capitales españolas y europeas. La apuesta era valiente pues se enfrentaba en esos momentos al rechazo de todos los grupos políticos, incluido el PSOE, que desde la Junta de Andalucía consideró una verdadera provocación la propuesta del concejal Antonio Muñoz y no dudó en poner palitos en la rueda.
No obstante, el debate se fue avivando conforme el turismo alcanzaba nuevos récords y a los convencidos del sector se fueron sumando otros que fueron entendiendo la urgente necesidad de contar con mayor financiación para gestionar una industria que comenzaba a desbordarse. Pero, mientras seguía sin alcanzarse el consenso necesario para implantar este impuesto, llegó la pandemia y la tasa volvió al cajón justo en el momento en el que Espadas se había decidido a dar un nuevo empujón al tema, como se demostró en sus mensajes reivindicativos lanzados en la última edición de Fitur que tuvo lugar semanas antes del estallido de la crisis.
Ahora que se ha iniciado el camino hacia la normalidad y el turismo, nacional e internacional, ha regresado a la ciudad, no se debería perder ni un segundo más en abordar este asunto. El momento es propicio porque, además, todos están rediseñando la estrategia turística de la ciudad, desde el gobierno municipal a los empresarios. Y la tasa turística debería figurar entre las medidas que se pondrán en marcha en los próximos meses. No hay excusa para evitar ese primer paso político al que, por ahora, sólo se suma con claridad la izquierda de Adelante Sevilla.
Ese impuesto es una oportunidad para una ciudad en la que no hay planes ni fondos suficientes para abordar todo lo que tiene pendiente y para mimar al máximo un sector que, a día de hoy, es su gran locomotora económica.
El mismo día que se conmemora el Día Mundial del Turismo -efeméride que surgió con la intención de defender precisamente la industria turística que hoy se persigue: sostenible e inclusiva- se ha constituido el Consejo Local del Turismo en Sevilla, un órgano para dar forma a ese ecosistema turístico que ya rema en la misma dirección en la ciudad: desde las administraciones públicas a la Iglesia o el Ejército. Y esto es un gran avance que ha conseguido la pandemia, una unión sin precedentes en torno al turismo.
Por ello, el sector privado debería también coger la mano del Ayuntamiento de Sevilla con firmeza para conseguir que la tasa turística salga adelante. De los empresarios depende que el turismo siga siendo una gran fuente de riqueza y que argumentos pregonados también ayer en las calles de Sevilla que acusan a esta industria de empobrecer a Sevilla desaparezcan. Que el turismo sea sostenible también incluye una mejora de las condiciones laborales de sus trabajadores. Y eso es cosa de las empresas que se han unido al Ayuntamiento de Sevilla en una alianza donde todos ganan, incluida la ciudad.
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