Tomás García

Historia de las campanas de la Giralda

07 de diciembre 2024 - 03:07

El califa almohade Abu Yacub Yusuf convierte a Sevilla en la segunda capital del imperio hispano-magrebí junto a Marrakech, promoviendo la construcción de una nueva mezquita mayor en sustitución de la de Ibn Adabbas. Las obras del alminar comienzan en 1184 y son continuadas a la muerte del califa por su hijo Abu Yusuf Yacub al-Mansur, dirigidas sucesivamente por Ahmad ibn Baso y Ali al-Gomari. En 1198 se culmina el más alto y bello minarete islámico del mundo. El alminar hispalense no deriva del de Marrakech y ambos siguen el modelo omeya cordobés, iniciados en el mismo año e inaugurado el nuestro un año antes que el norteafricano. El arzobispo Hernando Valdés induce al cabildo catedralicio a convocar en 1557 un concurso de ideas para rematar la torre almohade con un campanario, el cual será adjudicado a Hernán Ruiz el Joven. Atendiendo a sus postulados renacentistas, el arquitecto lo concluye en 1568 como un nuevo conjunto que trasciende la imagen medieval y muestra el carácter de una urbe moderna que armoniza dos sensibilidades culturales diferentes.

El primer cuerpo de la obra constituye una sala con veinticuatro campanas dispuestas en cuatro coros, además de la presente en el segundo cuerpo o sala del reloj. Siete campanas primitivas fueron realizadas por el maestro fundidor Bartolomé Morel según contratos como el suscrito en 1575: “Bartolomé Morel, artífice de campanas, vecino de esta ciudad de Sevilla en la collación de San Bernardo /.../ por esta presente carta me obligo de hacer y dar hechas y acabadas en toda perfección tres campanas”. Una carta posterior del artista indica: “Digo y suplico a V. S. que, pues he hecho lo que ha sido en manos de hombres, mande para seguir el fin que se desea y de parte de la fábrica se me ayude y me mande dar algún dinero para que yo pueda hacer lo que conviene al buen sonido de la dicha campana”. Las campanas de Bartolomé Morel no han llegado hasta nuestros días, mientras la más antigua conservada es la fundida en 1400 por Alfonso Domínguez para la sala del reloj. En este segundo cuerpo se halla también la matraca, un artilugio de madera que suena de Jueves Santo a Sábado Santo para convocar a los fieles a los oficios, cuando no tocan las campanas. Las veinticuatro actuales del primer cuerpo fueron hechas entre el siglo XV y el XX, siendo la más pesada (5362 kg) la creada en 1588 por Juan de Balabarca y que recibe el nombre de Santa María la Mayor o “la gorda”.

La Giralda es la torre-campanario que posee un mayor número de campanas de todas las catedrales españolas, sin atender a los carrillones. La vida de la ciudad se regía hasta mediados del siglo XIX por un calendario litúrgico que hacía tañer las campanas de la Giralda en festividades y acontecimientos señalados. Asimismo, tocaban diariamente: al alba; para convocar a los canónigos al coro; durante la consagración en la misa mayor; a las doce horas en el ángelus y en la tarde para plegarias; en el rezo del avemaría...

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