¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Maneras de vivir la Navidad
Pedro Sánchez se aferra a la tabla de salvación de Cataluña para su atribulada legislatura: apenas puede gobernar, no saca adelante las leyes que prometió, carece de Presupuestos en 2024 y de perspectiva de tenerlos para 2025, cosecha más derrotas que victorias en las Cortes y arrastra algo parecido a un calvario judicial-familiar.
Piensa que si Salvador Illa es elegido finalmente presidente de la Generalitat se abrirá una nueva etapa política en la que su Gobierno se asentará y consolidará. Creo que se equivoca. Aunque se produzcan los dos milagros que la solución Illa requiere (que el Gobierno dé a ERC lo que no puede darle, la soberanía fiscal, y que las imprevisibles bases asamblearias de ERC acepten el nuevo pacto), la fragilidad gubernamental está garantizada.
No es la primera vez que lo escribo: una mayoría parlamentaria es más débil mientras más partidos la integren, mientras más heterogéneos sean esos partidos, mientras más divididos estén entre sí e internamente y mientras más compitan entre ellos. El Gobierno actual está formado por un gran partido socialdemócrata y un partido postcomunista compuesto a su vez de una constelación de partiditos radicales y ecologistas. La mayoría parlamentaria que lo sustenta incluye un partido posterrorista en auge, un partido conservador vasco algo decadente, un partidito independentista gallego, un partido conservador canario y dos partidos separatistas catalanes que promovieron un golpe contra la unidad de España, uno sedicente de izquierdas y otro de la derecha supremacista. Este último es el que más proclama que volverá a declarar la independencia y el que acaba de tumbarle al Gobierno los presupuestos del Estado para 2025. No es descabellado pensar que la investidura de Illa le hará todavía más propenso a abandonar la precaria mayoría parlamentaria que encabeza –formalmente– Pedro Sánchez.
En conclusión, que la mera existencia de una mayoría parlamentaria que apoye al Gobierno está en manos del caudillo de Junts. Como tampoco la oposición suma para una mayoría alternativa, el Gobierno tal vez pueda seguir, pero para vegetar, no para gobernar. Se encuentra en la UCI y sus cuidadores principales son chantajistas sin escrúpulos y sin ningún interés por España.
Todo viene de una mentira o una percepción interesada y falsa de la realidad. Aquel “¡Somos más!” de hace un año. El fallo está en el “somos”. Cada uno es cada uno.
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