La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
El máster bueno de San Telmo no es el que se imparte en el instituto, donde usted conoce a gente la mar de fina y hace relaciones sociales más o menos productivas, sino el que se imparte en el antiguo palacio de los Montpensier. El máster en moderación política. Sí, señor. Urge que algún responsable de estudios universitarios de posgrado lo abra a todos los ciudadanos a precios... moderados. ¿No existen cátedras con nombres de eminencias, empresas o incluso gremios concretos? Pues ya están tardando en ofrecer un curso especializado en neomoderación política. ¡El verdadero máster de San Telmo!
Las tres claves son la resistencia, la sonrisa y el gesto que sirve de amuleto en los discursos: la unión del dedo índice con el anular. A la hora de colocar las ideas claves, esos mensajes que vuelven locos a los gurús de la comunicación política, hay que agitar insistentemente la mano derecha con esos dos dedos unidos, símbolo de la perfección, del acuerdo, del todo en orden. Moreno lo usó en la noche electoral, pero también a lo largo de toda la campaña para arengar a las tropas como un César andaluz en la conquista de sus particulares Galias. Fíjense que une los dedos y sube la voz. “¡Tenemos que hacer de Andalucía una tierra próspera!”. Y venga a agitar con intensidad el pulgar y el índice de la mano derecha unidos. Hemos pasado del chaleco sin mangas a un mudra, que es como se llama la unión de los dedos para generar mensajes concretos. Es como el mire usted de Felipe pero con lenguaje no verbal. Más sutil, más elegante, más neomoderado. Es que estoy viendo el programa del máster y me salen varias sesiones sobre el mudra favorita de Moreno. Otra sobre las bromas que trufan las intervenciones en determinados foros, donde podemos mejorar mucho, presidente. Dicho sea sin acritud, que diría el citado FG. Arenas tenía y tiene el saludo que es marca de la casa, el pellizco en la mejilla con los dientes apretados. Zoido tenía el taburete que se llevaba a los mítines y permitía admirar sus zapatos castellanos con borlas en perfecto estado de betún.
PuesMoreno ha evolucionado estos tres años y medio y tiene su gesto favorito: el circulito de la suerte. Se pone usted una chaqueta, una corbata y explica todo esto con algunas fotos y ya puede presentarse como consultor experto en neomoderación. ¡Menudo título sale! Del bonsai y el mire usted al mudra, evolución de cuarenta años de autonomía andaluza. Esto sí que es el verdadero máster de San Telmo, el palacio donde sobran las horribles lámparas cilíndricas que dejó la reforma de Vázquez Consuegra. Sin miedo, presidente. Al trastero con ellas. Y con esos dos dedos unidos.
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