La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lluvia en Sevilla merece la fundación de una academia seria
Cuando los equipos de fútbol juegan un partido internacional en Atenas es muy habitual que los jugadores se hagan fotos con el Partenón de fondo. No digamos si se trata de un torneo con final en París, donde nos hartamos de contemplar la Torre Eiffel. ¿Alguien, por poner un ejemplo, ha visto una foto de Shakira con la Giralda? No es que al alminar le haga ninguna falta el guiño de un famoso, pero como se hartan de vendernos el impacto de la ciudad en el mundo por haber acogido la ceremonia de los Grammy... ¡Ah, claro que han citado a la ciudad durante la ceremonia! Resulta curioso que Sevilla ha vivido de espaldas a los Grammy (o así la han puesto) como tantísimos años se llevó de espaldas al río. ¿Recuerdan? Incluso hubo una larga etapa de “divorcio” de la ciudad y la Exposición Universal en los años previos a la inauguración. Tenemos una gran facilidad para ser sede de acontecimientos a los que en ocasiones no prestamos atención o tardamos en hacerlo. Sevilla ha sido con los Grammy como los salones de celebraciones en las afueras. Acogen grandes banquetes en Sevilla, pero no nos enteramos. Seguro que en un economía global como la actual es bueno ser la sede de estas galas de proyección universal, pero su brillo es tan intenso como breve, su capacidad para transformar la ciudad es escasa. O nula.
No podemos vivir a golpe de acontecimientos por mucho que sepamos aprovecharlos, como nos ocurrió en el siglo XX con las muestras de 1929 y 1992. Hemos entrado de lleno en una dinámica de sumar hitos para “proyectar” la imagen de la ciudad: finales de fútbol, conciertos y galas. Suponemos que eso será beneficioso para algunos hoteles y para algunos restaurantes. Y algunos gurús nos tasarán el impacto en publicidad, dogma de fe que nos tenemos que creer para vivir mejor. Hoy lunes saldrá el sol, tendremos un nuevo Gobierno de España y pronto habrá que empezar a reivindicar las mejoras que la ciudad lleva años esperando. Shakira no se hizo la foto con la Giralda, ni con una cerveza Cruzcampo, ni en la barra de una taberna centenaria. Los principales actores se recluyeron en los hoteles. Y, sobre todo, en los gimnasios. La seguridad, ay, que nos priva de tantas cosas. La cantante al menos nombró a la ciudad en un tuit. Primer lunes tras los Grammy. Que no haya atascos, que el autobús llegue a su hora, que a mediodía no sea imposible encontrar un taxi, que siempre haya un contenedor de basura cerca de casa y no esté lleno, que las calles amanezcan limpias... Que el salón de celebraciones que es la ciudad aparezca inmaculado hasta el próximo... evento. Vamos a creernos que ha sido un éxito. No nos queda otra que hacerlo.
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