Los flamencos en las redes

Salvo excepciones, los flamencos de hoy –generalizar acarrea injusticias– sólo saben presumir de agenda

31 de mayo 2024 - 01:00

A veces he pensado cómo se comportarían los flamencos antiguos de estar hoy en las redes sociales. Manuel Torres, por ejemplo, el genio de la seguiriya, un jerezano de San Miguel. “Tó lo que tié soníos negros, tié duende”. ¿Se lo imaginan en Facebook publicando su agenda de reuniones en La Europa? ¿Y a Antonio Mairena hablando de la razón incorpórea? O a Tomás Pavón diciendo “si hay mujeres, no voy a ninguna fiesta”. Pero el que rompería la pana sería el Niño de Marchena: “El cante era una bagatela hasta que yo lo vestí de etiqueta”. Fueron genios que crearon historia, pero genios de verdad. Tanto que sin ellos no habría cante jondo, solo folclore.

Salvo excepciones, los flamencos de hoy –generalizar suele acarrear injusticias–, solo saben presumir de agenda. Si sumáramos todos los conciertos que anuncian entre todos un fin de semana, saldrían cientos y cientos, y no hay tanto trabajo como parece. Engordan las agendas descaradamente. Pero en lo que tienen todo el arte del mundo es opinando de ellos mismos y su ángel. “Anoche canté en Pamplona y me visitaron los duendes”, le leí a un cantaor. Dile tú ahora a ese genio en un periódico que canta atravesado y fuera de tono. Te tendrías que ir de Facebook porque te lincharían públicamente familiares y amigos. “¿Dónde se ha sacao usté el carné de crítico?”.

Cuando aún hacía críticas de la Bienal, dejaba la crítica en el periódico y a los cinco minutos de publicarla ya me estaban poniendo verde los propios flamencos en las redes sociales. “¿Seguro que ha estao usté en el teatro?”. Hace unos años me llamó a casa la madre de una bailaora que había actuado en el Lope de Vega para preguntarme que si era daltónico. “No ha dicho usté nada de los colores de la bata de cola de mi niña”. Menos mal que la buena mujer me dijo luego que pidiera trabajo en la ONCE. Era una trianera encantadora y una madraza. Habría que hacer un estudio sobre las madres de los flamencos.

¿Se imaginan a Juan Talega en las redes sociales? Sería una guerra. “Tomás era de moco pavo”. No dejaría títere con cabeza. O a Bernarda de Utrera, que un día cogió a un crítico por la barba y le dijo: “Las Niñas de Utrera no viajamos en tren, vamos a los festivales en taxi”. ¿Cuánto valdría esto en Facebook? Y además cantaban que te crujían los huesos. El crítico había dicho en una crítica que las Niñas de Utrera habían perdido el tren. Si Bernarda llega a estar en las redes, el crítico se habría tenido que ir de España.

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