¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Esplendor del Palacio Real
Cuando decimos que el arte flamenco gusta más en el extranjero que en España, es incierto. También lo es que venda más el arte de lo jondo en Francia, Alemania o Brasil. Tampoco que se apoye más fuera que aquí. En ningún país del mundo mueve más dinero que en el nuestro. Solemos comparar lo que hacemos en España con lo que se hace en el resto del mundo y la comparación es errónea. Pero no hay un solo país del mundo donde el flamenco guste más, sea más apoyado por las instituciones públicas y venda más que en España. Es difícil cuantificar cuánto dinero mueve el flamenco anualmente en nuestro país, porque lo mismo aporta dinero la Junta que miles de pueblos que hacen festivales o llevan flamenco a las ferias. Lo que sí se sabe es que en Andalucía mueve unos setecientos millones de euros anuales a través del turismo y que solo una mínima parte va al flamenco.
Otra cosa es que debamos hacer más de lo que hacemos. Por ejemplo, dándole más espacio en los grandes medios de comunicación, sobre todo en las televisiones y emisoras de radio. Cuesta entender que Radio Televisión Española, la pública nacional, que nos cuesta lo que nos cuesta, no tenga un gran programa de flamenco permanente y a buena hora. Un espacio informativo y didáctico en las manos de un buen profesional. No lo vayan a poner en las de María Eugenia Yagüe, quien hace unos días dijo en El Mundo que los Morente son “genios del cante flamenco”. Porque hay que ver lo poco que saben de la música del país nuestros grandes escritores, periodistas o artistas. Se pegan una fiestecita en el Corral de la Morería y ya creen que saben más de cante que Antonio Fosforito.
Un conocido político patrio dijo hace décadas que el flamenco era “una locura en los Estados Unidos”. Pues no, ni mucho menos. Aprovechando unos días en Nueva York hice una encuesta en la calle y de cien personas a las que les pregunté por el flamenco noventa no sabían ni que existiera España. Uno dijo saber quién era un tal Paco de Lucía y tres confundieron a Diego el Boquerón con Boccherini y a Rancapino con Al Pacino, que ya hay que estar fumado. Tampoco es verdad que el flamenco sea una fiebre en Japón, aunque guste tanto lo nuestro y mueva lo que mueve. Ni que hables de Miguel Poveda en cada ciudad de China y sepan quién es. Hace unos días descubrí en Coria del Río a una mujer que no sabía quién era el cantante catalán. Encantadora, para llevarla al altar y ponerle un castillo.
También te puede interesar
Lo último