La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La sanidad funciona bien muchas veces en Andalucía
Visto y oído
EL Tomate se despidió con más de tres millones de fieles. ¿Baja audiencia? ¡Por favor! Pero descansemos un momento del tema. Hoy se celebra la gran fiesta del cine español. Es momento de dejar a un lado dimes y diretes, cifras y estadísticas, y dejarse llevar por el humor de José Corbacho, por el discurso sereno de la presidenta González-Sinde, por el recuerdo a los que se han ido , imposible no ponerse en pie ante la imagen de Fernando Fernán-Gómez, por los aplausos sinceros a la película ganadora, porque cualquiera de las cuatro candidatas lo merece. Es hora de olvidar algunas ausencias entre las candidaturas, como las de Petra Martínez y Sonia Almarcha, que en La soledad tejen dos interpretaciones merecedoras de figurar en la antología del mejor cine español (decir que son de lo mejor visto este año es pecar de reduccionismo). A pocas películas como a La soledad les vendría tan bien el efecto Goya. Eso es lo malo del sistema, de los medios, de la televisión nuestra de cada día. Va a lo fácil. A lo seguro. A lo trillado. En qué pocas cadenas se han rendido cuentas de esta excepcionalidad de Jaime Rosales, de Petra, de Sonia.
El realizador cordobés Javier Gutiérrez se va la semana que viene a Berlín a presentar en Panorama su opera prima Tres días, en la que tanto Víctor Clavijo como Eduard Fernández están de Goya. Tengo la suerte de ser amigo de Javier, desde hace diez años. La amistad se apoya en un pasado común, en anécdotas compartidas, en sonrisas y lágrimas, y en un bagaje común. Mucho me temo, y ojalá me equivo que, para nuestros medios va a existir poco más cine español en Berlín que el que lleve la Coixet. De momento, Javi tiene la maleta hecha sin haber pasado por las teles. A lo mejor le pasa como a Zambrano, y a la vuelta se lo disputan. Aunque no parece que nuestras cadenas estén muy por la labor.
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