
La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El Palacio de Magdaleno
Por lo visto hay una Asociación de Titulares de Caseta de la Feria (algo así como la patronal del Real) que reivindica el acontecimiento por su riqueza cultural y como símbolo de la identidad andaluza. Para que luego digan que en Sevilla no tenemos sociedad civil. Hasta la fecha, una de las cosas buenas de la Feria ha sido que no necesitaba defensores. Creo recordar que fue Burgos en su Guía secreta el que decía que la Feria no tenía capillitas. No había gente dándole vueltas todo el día al tarro sobre el asunto farolillos. No hacía falta. Uno se limitaba a pagar sus cuotas de caseta o las derramas de los clubes, procurarse el disfraz pertinente cuando se acercaba la fecha y dejarse llevar por la euforia de un ambiente que, no hay quien lo niegue, es único y maravilloso. Todo empezó a cambiar cuando montaron aquel invento para turistas de la Feria larga y lo del referéndum para facilitarles a los telediarios esas noticias “simpáticas” con las que cierran sus ediciones. Ahora se habla de la Feria en cualquier momento del año, como estoy haciendo yo. Me imagino que dicha asociación tendrá estatutos, socios, juntas, cenas, conspiraciones, broncas... Nada raro ni preocupante. Me parece muy bien, cada uno tiene derecho a pasar el tiempo como le dé la Real gana. Otra cosa es lo de la identidad. En primer lugar porque, más que de identidad andaluza, deberíamos hablar de identidad sevillana, que no es ni mucho menos lo mismo. El nacionalismo soft de Juanma Moreno, que no es más que una versión pijita del que inventaron los socialistas para quitarle a Rojas-Marcos la bandera, lo está calando todo de una manera empalagosa. Ni a Sevilla ni a Andalucía le cabe un gramo de identidad más. De hecho, nos sobra, sufrimos obesidad identitaria, colesterol riapitá, empalago blanquiverde. Sería deseable que nos dejasen ir a la Feria como siempre, a tomarnos unas copas con los amigos, disfrutar del ambiente, etcétera... El tipismo va de suyo, nos sale a chorros. Además, no sabemos a qué identidad andaluza en concreto se refiere: ¿a la de los niñatos del botellón bajo la portada?, ¿a la de los manneken pis de Los Remedios?, ¿a la del beodo pesado?, ¿a la del caballista abusón? Ya sé que me estoy poniendo algo malaje, pero la ocasión lo merece. ¿Y qué me dicen de lo de las tradiciones de la Feria? Hace muchos años me encargaron una serie de reportajes sobre la Feria antigua. Me lo pasé pipa viendo cómo no tenía nada que ver con la actual. Era mucho mejor, con menús de vinos de Rioja, champaña, coñac, manzanilla (siempre manzanilla)... Si hubiese existido el rebujito se lo habrían echado a los cerdos.
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