La felicidad de fundar un colegio con éxito en Sevilla

La aldaba

Jaime de Parias fue uno de los padres que promovió los colegios de Fomento Tabladilla y Entreolivos en los complejos años setenta

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Jaime de Parias Merry
Jaime de Parias Merry / M. G.

05 de diciembre 2024 - 04:00

Compartimos mesa en un desayuno muy especial. La cita era de privilegio. O de relumbrón, como se dice en tantas ocasiones. No todos los días se está en un foro para oír a Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española, hijo predilecto de Andalucía, eminente jurista y un taurino de prestigio. De aquella cita en el Salón Real del Alfonso XIII a la que nos convocó el Foro Joly, recuerdo que don Santiago confesó que no se cobra un euro por ser académico y, a consultas del abogado Moeckel, que la palabra "ojana" no está de momento en el diccionario pese a su uso en muchas tertulias de la ciudad cuando se quiere denunciar que alguien exagera, desfasa o confunde los relatos de ciertos hechos con descarada intención. En aquella mesa charlamos antes y después del acto con Jaime de Parias Merry con esa frescura que solo genera la primera cita del día y la luz animosa de las lámparas de araña de una estancia de tan gratos recuerdos para tantos sevillanos. A don Jaime se le iluminó el rostro cuando supo que estaba con un padre de alumnos del Colegio de Fomento Tabladilla. No quiso ya tratar de otros asuntos que habíamos tocado. Ni del Aero, ni de su actividad como empresario, ni de la Caja Rural. La felicidad que iluminaba su expresión era notoria al contar cómo a finales de los años sesenta escogió junto a otros padres los terrenos donde se edificarían los centros donde hoy se forman miles de alumnos: el Tabladilla y el Entreolivos. Esos padres fueron unos pioneros que quizás no sabían que aquellos colegios serían todavía más importantes y fundamentales de lo que entonces se podían imaginar, dada la crisis de valores que lastra la sociedad actual por la pérdida de autoridad de los profesores, la crisis económica-financiera de 2018 y la pandemia provocada por el coronavirus que paró el mundo. Tabladilla sigue evocando hoy a los mejores colegios de la extinta y recordada EGB, aquel sistema educativo que algunos ilustrados echan tanto de menos porque el alumno se beneficiaba de la necesaria distancia de respeto con el profesor, del cultivo de la memoria y de la promoción del esfuerzo y del mérito como vías para el logro del objetivo principal: la forja de la persona en valores y con criterio propio.

Promover la fundación de un colegio debe ser un motivo de los que generan el más sano orgullo: el que se siente interiormente. Entre otros, con su hermano Fernando, con Alberto de la Lastra, con Salvador Rus, con Carlos Beca, quien presidió además la primera asociación de padres... El curso de arranque fue el de 1971-72. El director fundador fue José María Ferre, que con 29 años venía de estar al frente de un colegio de la Marina en El Ferrol. A Ferre le siguió Ignacio Valduérteles en 1976 en el que sería ya para siempre un centro educativo emergente y consolidado. Hoy sonará bien temprano la sirena para entrar en las aulas. Cientos de jóvenes ocuparán sus pupitres en Primaria, Secundaria y Bachillerato. Y será gracias a aquellos padres entusiastas y visionarios en una sociedad muy distinta, pero donde siempre hay sitios donde siguen primando esos valores que son la defensa contra un mundo hostil.

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