Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
El doctor Rocafort, director de un hospital madrileño, declaraba en una reciente entrevista en Diario Médico: "Hay sobre 60.000 personas que cada año están sufriendo innecesariamente porque necesitan cuidados paliativos avanzados y no los tienen… Cada diez minutos, una persona fallece en España con sufrimiento". Sobre esa terrible realidad, unida al equívoco entre enfermedad crónica o penosa y situación terminal, cabalga la progresiva aceptación social de la eutanasia, disfrazada de obra de misericordia. El nuevo Gobierno ha convertido su regulación en un objetivo prioritario, hasta el punto de que posiblemente esta será la primera ley de la "era Sánchez".
Ya estamos, pues, advertidos, de lo que se nos avecina: como en otros casos semejantes, una colosal campaña de desinformación y manipulación de los sentimientos para que se admita como normal la supresión de aquellas personas cuyos padecimientos les abocan a lo que los saludables consideran una "vida indigna". ¿Y quiénes son éstas? Pues en principio, según los promotores de la Ley, todos los que sufran una discapacidad grave, un sufrimiento físico y psíquico "intolerable, insoportable e irreversible" o una "altísima" dependencia de otras personas. Naturalmente, deben ser los propios enfermos quienes soliciten el pasaporte, pero ya sabemos por la experiencia de otros países qué medios pueden utilizarse para convencer a estas personas de la necesidad de hacerlo y cuanto antes, de modo que en pocos años la eutanasia se extiende a muchas personas simplemente ancianas con enfermedades más costosas que terminales.
Del mismo modo que el aborto se ha convertido en un procedimiento anticonceptivo más, la eutanasia es la salida fácil al problema del envejecimiento de la población. Es incomprensible, como ha denunciado la Asociación de Investigadores y Profesionales por la Vida, que urja tanto la eutanasia cuando están detenidos desde hace años en el Parlamento los Proyectos de Ley de Cuidados Paliativos. ¿De verdad se desea evitar el sufrimiento en el trance final de la vida?: "Un enfermo terminal no desea la muerte en sí misma, lo que quiere es paliar el sufrimiento que puede acompañarla. La vía para aliviar ese sufrimiento sólo puede ir de la mano de los cuidados paliativos y no de la eutanasia". Pero los que están sobre el tapete son otros problemas, mientras la barbarie crece.
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