De una Eurocopa rica en detalles

Viento en popa a toda vela así es como navega España en esta Eurocopa, pero junto al ritmo impuesto por los nuestros hay que acentuar dos cuestiones que sobresalen en este torneo. Una es la cantidad de goles en propia puerta y que hay que ver cómo una de esas casualidades que tanto se dan en un juego tan azaroso como el fútbol; la otra ya entra dentro de algo que tácitamente se da y es cómo el arbitraje no ayuda a los tramposos.

El piscinazo y la exageración de leves contactos no están teniendo éxito en esta Eurocopa y eso es muy de agradecer. El sigan, sigan es algo muy habitual y eso va en claro beneficio para el ritmo de juego y en advertencia a los que pretenden beneficiarse del teatro. Ojalá esto que se da en la Eurocopa se extrapole a todas las competiciones, ya sean internacionales como domésticas, pues irá en beneficio de un espectáculo en el que los teatreros suelen campar a sus anchas.

Por lo demás, congratulémonos de la imagen que está dando nuestra selección. Tras la satisfacción de una fase de grupos modélica, la prueba con Georgia sirvió para desvelarnos una imagen nueva, la de saber nadar contra corriente. Por supuesto que el que eso se diese con Georgia le quita rigor, pero no era un bolo y nos sirve para sacar conclusiones, todas ellas positivas. Recibir un gol cuando puedes ir ganando holgadamente siempre es un revés que puede pasar factura.

Cuando el gol en propia meta de Le Normand podía España ir ganando por dos o tres goles, por lo que se trataba de una esaborición de funestas consecuencias. Pero el equipo siguió a lo suyo, moviendo al rival de costero a costero y la normalidad llegó más pronto que tarde. La jerarquía de Rodri y la clase de Fabián se aliaron con esos dos diablos que tenemos en las bandas para que la cosa tuviese final feliz. Ahora, Alemania el viernes en Stuttgart, casi nada.