Es la educación, no el turismo de calidad

La aldaba

Ningún alcalde nos explica de verdad en qué consiste ese modelo de turista perfecto al que aspiran las grandes ciudades

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Turistas en Granada
Turistas en Granada / M. G.

18 de enero 2025 - 04:00

Nos pasamos las tertulias, las horas de divagaciones, las sobremesas y los tiempos de análisis a la búsqueda soluciones para combatir los efectos del turismo masivo. Se nos va la energía en los adjetivos (¡Hasta se dice que el turismo es depredador!) y en los diagnósticos (“La gente quiere moverse más que nunca tras la pandemia”). Intervienen los psicólogos (“En el turismo hay un escapismo vitalista”) y los buenistas de guardia (“El turismo se ha democratizado, no podemos poner puertas al campo”). Los pobres ayuntamientos diseñan soluciones, toman medidas, ponen a sus asesores a estudiar sobre movilidad, uso de los espacios públicos, regulación de pisos, etcétera. Pero nadie dice la causa verdadera del problema. La causa de fondo, donde todo radica pero a la que nadie alude porque, quizás, algunos la consideren muy simple y, por tanto, no se presta a elucubrar sobre transversalidades, el mundo inclusivo y el manoseo de otros conceptos con ínfulas de intelectualidad pos-moderna. El problema del turismo –del que dependemos y es nuestra principal fuente de riqueza– es de falta de educación. Nos movemos más, convivimos más con personas de otros lugares del mundo, compartimos espacios públicos y celebraciones, lugares reducidos como trenes, aviones y autobuses.Y, sencillamente, no guardamos las elementales normas de respeto.

Ahora los ayuntamiento publican prohibiciones en los barrios turísticos que son tan reveladoras como vergonzosas: dejar paso y no obstruir las aceras, no caminar en grupos de más veinte personas, no emplear altavoces, no gritar, usar las papeleras... Los carteles muestran una ingenuidad que roza la ternura. Pero no oirán a ningún gobernante decir que muchos de los turistas que vienen a su ciudad son unos maleducados. Nos repetirán que hay que captar el turismo de calidad. Oiga, ¿en qué consiste ese concepto de calidad? En el fondo aluden a un viajero que se deje una buena cantidad de euros (poderoso caballero) aunque se quite la camiseta en la terraza del bar y plante sus hermosos pinreles en la silla donde se sentará después otra persona. Ninguno refiere que el turismo de calidad es el educado, el que sabe moverse por el mundo sin faltarle el respeto a nadie, el que no se quita los zapatos en el tren, no te castiga con malos olores, respeta los monumentos, sabe estar en todos los sitios y se interesa además por las costumbres locales. Y eso no tiene que ver con el dinero. El vecino que puede huye de las zonas sensibles, no espera a los turistas de calidad. Porque son pocos y, por supuesto, no molestan.

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