Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
EL inicio de la campaña no ha cambiado una realidad: los bloques apenas se mueven. En eso coinciden los sondeos fiables (excluyendo al CIS porque, pese a tener las muestras más amplias, la desatinada estimación que hace José Félix Tezanos sólo busca engrandecer las posibilidades del bloque de la izquierda como movilizador de su voto, aunque los resultados muestran, elección tras elección, que activa a la derecha).
En estas elecciones esos bloques libran dos guerras y 52 batallas. Una contienda se juega en las circunscripciones más pobladas y que eligen en términos absolutos más escaños. Ahí están Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Alicante, Málaga, Murcia... incluso Cádiz.
La segunda guerra se libra, y es decisiva, en las provincias menos pobladas pero que cuentan con sobrerrepresentación. Eligen cinco escaños o menos. pero juntas suponen casi un tercio del total del Congreso (108 de 350 escaños).
Y en esos territorios los bloques pierden el sentido que sí tienen en provincias muy pobladas. Básicamente, en provincias como Soria, pero también como Huelva. En cada una de las 28 provincias menos pobladas, y en las ciudades autónomas, cobra especial relevancia ser el más votado y, aún más, la distancia con el segundo partido. Conforme se pasa de dos a tres, cuatro o cinco escaños que repartir, tendrá importancia qué partido es el tercero y en qué bloque se alinea. Ahí, la apelación al voto útil romperá la dinámica de bloques, especialmente en la izquierda que va por detrás en los sondeos.
Las dos guerras se libran a la vez y en 52 batallas: cincuenta provincias y dos ciudades autónomas.
Feijóo se ha movilizado en esos territorios decisivos en el arranque de campaña. Sánchez se ha encerrado a preparar el debate. Pero ésa es otra guerra distinta y habrá que ver si tan decisiva.
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