Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
Alto y claro
POCAS cosas puede haber más absurdas que cargarse por capricho y en base a argumentos demagógicos lo que funciona. Es lo que intenta hacer el Ayuntamiento con su incomprensible recorte de financiación para la Orquesta Sinfónica de Sevilla y el Teatro de la Maestranza. Utiliza para ello la peregrina excusa de que se trata de instituciones culturales de élite y de que en tiempos de crisis hay que centrar los recursos en fomentar una cultura más popular. El argumento es de una miopía extrema y revela una cortedad de miras impropia de una ciudad que aspira -que debería aspirar- a convertirse en un referente europeo de la cultura de calidad. Sevilla, se ha dicho hasta la saciedad, es una ciudad especializada en perder trenes y que ha crecido a impulsos, el último el de la Exposición del 92, sin haber podido formar una burguesía emprendedora que la empujara hacia el futuro. Con el panorama económico que se vislumbra para los próximos años y con la ciudad en encefalograma plano, las bazas que puede jugar para el futuro más inmediato no son muchas. La de proyectarse como una urbe capaz de atraer un turismo de calidad a la búsqueda de riqueza patrimonial y oferta cultural es de las pocas a las que puede aspirar con razones fundadas. En este diseño la potenciación de la Orquesta Sinfónica y del Teatro de la Maestranza es una necesidad, sobre todo, porque ya tienen mucho camino recorrido y en base a calidad y continuidad han logrado acumular un prestigio muy importante.
Tirar por la borda lo hecho hasta ahora, hasta el punto de poner en riesgo la continuidad del proyecto cultural que representan ambas instituciones, es enfocar el futuro de la ciudad desde un punto de vista provinciano y cateto. Entender, como está haciendo el gobierno municipal, que la cultura de calidad es un capricho elitista del que se puede prescindir alegremente es un disparate. Pero, además, revela una absoluta falta de visión estratégica. Si Sevilla malogra o debilita sus referentes culturales lo que está haciendo es empobrecerse y achicarse. Justo lo que no puede permitirse en tiempos tan complicados como los actuales. El gobierno municipal debe estar todavía a tiempo de enmendar un error que en nada puede beneficiar a la Sevilla que tiene que venir.
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