El desayuno en crisis

La aldaba

Hagan la prueba de buscar una cafetería en el centro para desayunar lo de siempre un domingo por la mañana

Los pintores entran antes que los albañiles en la Plaza Nueva

Estos días de lluvia

Pan con aceite
Pan con aceite / M. G.

17 de octubre 2024 - 04:00

Encontrar un bar para desayunar en el centro de Sevilla un domingo por la mañana es una hazaña. Puede hallar lugares donde se sirve el brunch tras una larga cola de espera, pero olvídese del café y la tostada (con o sin zumo de naranja) al estilo de siempre. Porque hasta el par de sitios clásicos que abren están literalmente saturados. La oferta es mayor el resto de la semana, pero también está en descenso. La Alfalfa ha perdido casi todos los bares de desayuno. Y el mismo problema hay en el muy turístico sector de Santa María la Blanca. Los establecimientos prefieren no abrir por la mañana o volcar su oferta en los turistas, que en el breakfast se dejan mucho más dinero que los sevillanos tiesos que somos fieles a la tostada (medio o entera) con el café. Los panes especiales, el bol con aguacate, frutas y otras hierbas, los zumos multifrutas preparados al instante, las tortillas con burrata y otras sugerencias engordan más la caja. ¿Cuál es el efecto? Que las cafeterías que mantienen el estilo y la oferta de siempre están experimentando un auge y han más que duplicado el número de tostadas que sirven por las mañanas. Malos tiempos para los desayunos tradicionales y para el consumo en la barra. Una taberna que permita tomarse una simple cerveza en la barra o una cafetería que te sirva un café con media con aceite son ya verdaderas reliquias, al menos en el gran sector de la ciudad que visitan más de tres millones de turistas al año. Por fortuna, siempre nos quedan los barrios. No hace mucho tiempo vimos cómo una cola de clientes aguardaban a las puertas de un bar del centro que mantenía la barra absolutamente libre de público, pero solo atendía a clientes sentados.

Tendremos que desayunar bacon, leche de soja y pan de centeno con cobertura especial de nueces y semillas, para lo cual hay que emplear en torno a veinte minutos de espera y otros quince para la ingesta. El problema de los desayunos de los guiris es la lentitud desesperante que se suele padecer en los negocios donde se despachan tan copiosas comandas (solo comparable a los bares de hoteles donde siempre hay que buscar al camarero) que después hay que masticar más que el borrego de la Legión. El café y la media con aceite está en crisis, cada vez quedan menos de la tostada con la manteca colorá o la zurrapa de lomo, cada vez menos profesionales con oficio detrás de la barra, de los que saben que el desayuno se toma en una escapada del currelo, y que sirven el vaso de agua sin pedirla. Hay que adaptarse. Seamos optimistas. El aguacate en el fondo es una delicia. Yel cruasán que sea siempre a la plancha. 

stats