La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lluvia en Sevilla merece la fundación de una academia seria
El debate de política general de Andalucía celebrado en la Cámra autonómica el pasado miércoles me provocó un déjà vu. La sensación de haber regresado a un tiempo ya vivido más de dos decenios atrás: un presidente del Consejo de Gobierno con tics autocomplacientes y una oposición catastrofista. Eso sí, PP y PSOE tenían intercambiados los roles. El presidente con mayoría absoluta no era Manuel Chaves sino Juanma Moreno. Y la confrontación es ahora contra un Gobierno central socialista. Sería de necio no reconocer que Andalucía ni era imparable entonces ni ahora sobran los motivos para la euforia, como tampoco es real una comunidad autónoma en la que nada funciona, y mucho menos el sistema sanitario andaluz, convocado estratégicamente a la huelga el mismo día del debate.
La infrafinanciación de Andalucía, que dura casi desde entonces, porque el sistema que diseñó el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para satisfacer a los catalanes –un paralelismo más– nunca ha sido justo para con la comunidad, fue el auténtico protagonista del debate.
No es para menos, porque se está gestando una coyuntura en la que la debilidad del Ejecutivo de Pedro Sánchez es directamente proporcional a la voracidad de los partidos independentistas. ERC, el que decide si hay repetición electoral en octubre, exige una suerte de concierto catalán: recaudación de todos los impuestos y liquidación posterior con la Hacienda española. El Gobierno parece dispuesto a consorciar una fórmula que permita a la Generalitat el control casi total de los tributos.
Los recursos, aun siendo cuantiosos, no son infinitos y el sistema de financiación autonómica no soportaría un cupo catalán sin mermar las economías del resto de comunidades del sistema general. Lo dicen hasta los técnicos de Hacienda, amén de otros expertos.
Es por ello que Moreno llamó a la rebelión contra una distribución que suponga una ruptura de los principios de igualdad (ya maltrecho en otro orden por la amnistía al procés) y de solidaridad.
Ojalá toda la sociedad civil andaluza fuese consciente de la necesidad de no transigir con un reparto cicatero precisamente con las autonomías cuyos ciudadanos tienen menor renta. Ese es eldéjà vu andaluz que necesitamos. Unidad y conciencia colectiva, como en los años 80 del siglo pasado, que recuerde a quienes siempre piden privilegios que Andalucía luchará hasta conseguir la igualdad para los españoles.
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