
La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La zona militar es la mejor de la Plaza de España
El padre Guilherme, el llamado cura Dj, combina rezos y jaculatorias con el techno. Llega este viernes a la Sala Pandora de Sevilla. No quedan ya entradas. Dios está en los pucheros, pero también está en el autotune y en el software de un Dj. Dios es ubicuo y multiforme. Sabíamos que todo le ve desde el ojo del triángulo isósceles. Pero ahora sabemos que todo lo escucha, incluida la música electrónica, como la que produce su peculiar ministro del cielo.
Gracias al padre Guilherme, bailones de cualquier creencia y condición mueven la percha y disfrutan del techno. Sabiendo que el Dj es un cura, alguien podría confundirse y exigir demasiado. ¿Y si el MDA me lleva a Dios entre hosannas, éxtasis y techno? Algo parecido debió pasarle al rapero Kanye West. Se llamó a sí mismo Jesús (Yezuus), convencido de que era su representante en la Tierra. Con esto del éxtasis y las posibles visiones, se agradecería que nadie saliese de la Sala Pandora imitando el paso racheado del Gran Poder, portando el madero invisible y creyéndose él también el último enviado. Una imagen que sería muy de Oliveiro Girondo (visitó la Semana Santa de 1923).
El silencio es la música más profunda. Lo sabían los padres del yermo del siglo IV y lo saben ahora los Amigos del Silencio del escritor y también cura Pablo d’Ors. Pero hay excepciones, caso del padre Guilherme, el maestro del techno. No hay que confundir la música religiosa con el religioso que hace música, sea litúrgica o electrónica. Pero es verdad que el alzacuellos del menos portugués de los portugueses tiene su tirón. Estando en Sevilla como estamos, igual está al caer alguna que otra fusión entre el cura Dj, los Califato 3/4 y la banda de las Tres Caídas de Triana. Sería el no va más de un Domingo de Ramos sinfónico y total entre hormonas, porros de incienso y hojas de palma.
El padre Guilherme ha tocado ya en salas icónicas como Hï Ibiza. Pero lo suyo, dicho queda, no es música católica. Sí lo es el pop de los Hakuna, que también llena salas y pabellones. Y como lo es la muy críptica canción Si no estás de Íñigo Quintero, el chaval galaico que lo petó hace poco en Spotify y donde nunca se sabe si la canción habla de un chico gay al que han dejado, de si una pareja rota o de si la busca de Dios entre salmos de Teresa de Calcuta.
Habría que ver si el techno del cura Dj también apacigua los ánimos y amansa las fieras. Podían probar a ir a la Sala Pandora los hermanos de Los Panaderos. ¿Y si hallan en el cura Dj el director espiritual que los calmará? Nunca se sabe. Los caminos –y los sonidos– del Señor son inescrutables.
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