Cupos y mentiras

01 de septiembre 2024 - 03:09

Hay muchas mentiras encubiertas en la aparición de un cupo catalán al estilo del vasco. Cupo alzado como un botín por Esquerra y negado por la ministra de Hacienda; no sabemos quién engaña a quién. Una mejora en la financiación de Cataluña sería a costa de los demás; es un juego de suma cero. El modelo actual lo aprobó el Gobierno de Zapatero en julio de 2009. ZP llegó a decir que con ese sistema se creaba el verdadero Estado de las Autonomías, porque vertebraba y cohesionaba España. Quince años después, desmienten tan fatua afirmación cuatro regiones perjudicadas: Murcia, Valencia, Andalucía y Castilla La Mancha. En 2009, Mariano Rajoy como jefe de la oposición dijo que aquello era un engaño, las cuentas no salían y alguien mentía. Pero no lo cambió cuando el sistema caducó y él era presidente con mayoría absoluta, abonándose a la mentira.

Ahora Juan Manuel Moreno califica de “robo” el cupo catalán y quiere “movilizar a los andaluces, como en 1977”. Aquí hay otro engaño: El PP de Moreno entonces se llamaba Alianza Popular, y era “un partido profundamente centralista”, según lo afirma en sus recientes memorias su primer presidente regional, Antonio Hernández Mancha. Si Moreno repitiese lo que hizo su partido en el 77, no haría gran cosa. Fotos con Alejandro Rojas-Marcos y Manuel Clavero o dar una medalla a Rafael Escuredo no transfieren mucho pedigrí andalucista a AP/PP.

El presidente de la Junta dice que un cupo catalán quebraría el principio de igualdad y solidaridad entre los españoles. Se olvida hipócritamente que esa igualdad ya la rompen el concierto vasco y el convenio navarro. Casi nadie lo ha señalado: sólo UPyD, Ciudadanos, Vox y Compromís. Se aduce que lo recoge la Constitución, pero es otra mentira. La disposición adicional primera tiene 38 palabras y ninguna es concierto o cupo. Dice que “ampara los derechos históricos de los territorios forales” y dispone su actualización. No explica cómo, ni cuánto. Pero sí hay un cuándo: ETA asesinó a 139 personas entre 1978, año en que se aprobó la Constitución, y 1979, cuando una UCD en precario pactó el primer cupo con el PNV. Determinante.

El cupo no es sólo un deseo nacionalista. El PSC lo incluyó en su programa de las elecciones generales de 2008, siendo José Montilla presidente de la Generalitat. La ministra Carme Chacón defendió “la equiparación progresiva entre los ingresos de la Generalitat y el sistema de concierto en el País Vasco”. ERC ha llamado concierto solidario a su pacto con el Gobierno. Y otra mentira es hablar de solidaridad. Las compensaciones, como los fondos europeos, no son obras de caridad con las regiones menos desarrolladas, sino retribuciones por el mercado único sin aranceles que beneficia a las potencias industriales. Es cohesión económica y social. El sudokude Solbes es difícil: las regiones del noroeste tienen intereses contrapuestos a las del sudeste. El cupo catalán achica la caja común y las mentiras la envenenan.

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