La culpa de cuanto ocurre en la ciudad

Conviene tener claro que Urbanismo paraliza proyectos que no se ajustan a la licencia, no frena el progreso de la ciudad

La piedra llorosa está en la Avenida de la Palmera

Hay que sacar más la bujarda en Sevilla

Vista aérea de un tramo de la Avenida de la Palmera
Vista aérea de un tramo de la Avenida de la Palmera / Juan Carlos Vázquez

07 de marzo 2023 - 04:00

Sevilla/El problema no es que la Gerencia de Urbanismo paralice proyectos en marcha. El gran problema es que un inspector compruebe que las obras en fase de ejecución no se ajustan a los proyectos presentados y aprobados. Porque muchísimas veces se plantean rehabilitaciones que en la práctica son demoliciones maquilladas sobre el papel para levantar en la práctica nuevos inmuebles. ¿O se nos ha olvidado el escandaloso ejemplo de la finca vaciada de la calle Monsalves? Hacen falta muchos más inspectores para velar por un conjunto histórico declarado que es enorme, pues abarca todo el centro y los arrabales de Triana y San Bernardo. Se precisa una normativa que impida los despropósitos de la Avenida de la Palmera, pues sin ella los técnicos de Urbanismo no pueden más que autorizar los proyectos de acuerdo a los preceptos vigentes, de lo contrario podrían incurrir en prevaricación. Los mamotretos, que lo son, nos los tragamos. Y encima de acuerdo con la normativa. Sí, el caso merece un “¡Toma del frasco, Carrasco!”.

Ya hemos visto hacer el paseíllo en el juzgado a más de uno y de dos cargos de la Gerencia, por lo que se comprende la cautela y el rigor de los técnicos del organismo autónomo. No les exijan a ellos lo que hay que demandarles a los políticos que han ejercido o ejercen el gobierno, a los redactores del PGOU y a los sucesivos gerentes, que los ha habido valientes y decididos tanto como irrelevantes y cobardones. No podemos tener un barrendero detrás de cada sevillano maleducado, ni un policía de la Línea Verde en la puerta de cada bar consagrado al estruendo del tardeo, ni un inspector de Urbanismo en cada obra del centro histórico para comprobar que se ha respetado todo lo que dicta la ficha del catálogo.

Los incumplidores lo saben de sobra, por eso es tan importante que de vez en cuando haya una sanción ejemplar. Claro que sí. Se debe saber que en el bombo está la bola del multazo. Y que toca. De lo contrario siempre habrá a quienes les compense poner la música alta, sacar más veladores de la cuenta y demoler las crujías, porque les saldrá más barato, según los casos, abonar la sanción que renunciar a la animación del bar, a mesas que generan ingresos o a metros cuadrados de nueva construcción que salen más económicos. Todo está inventado. La Sevilla pícara no solo manga carteras en la bulla, sino cada mañana en muchísimos sitios que no vemos. No culpemos a los inspectores, sino a los promotores que van de listos y a una normativa deficiente. Esto es como la suciedad que afea la ciudad. La primera culpa es de los ciudadanos guarros, no de Lipasam.

stats