Una colosal juguetería en La Palmera

Sueños esféricos

La lluvia de peluches vino a simbolizar la alegría e ilusión que se respiran en el Villamarín

Una colosal juguetería en La Palmera
Una colosal juguetería en La Palmera

13 de diciembre 2021 - 09:30

DONDE lucía la juguetería F.Cuevas, en la esquina de Hernando Colón con la Plaza de San Francisco, cuyos escaparates tanto alimentaron los anhelos de miles de niños y no tan niños sevillanos durante décadas, se abre hoy un bar. Osorno también redujo su local a la mitad. La fiebre del on line nos priva de ese contacto directo de los sentidos con el material del que se fabrican los sueños. Los particulares halcones malteses de los pequeños de la casa son los muñecos perfumados, los superhéroes. Y los peluches.

Y eso, peluches, miles de ellos, de mil formas y colores, hasta rojos, volaron a eso de las siete y media de la tarde-noche en el cielo de Heliópolis, por si alguien aún no ha reparado en que el Benito Villamarín se ha convertido en una gigantesca juguetería.

¿O acaso no es Manuel Pellegrini para los béticos una suerte de experto y hábil juguetero que amplía partido a partido el catálogo que palpan y disfrutan los niños y no tan niños que sienten en verde?

Si Claudio Bravo se destapó como un portero con mucho que dar aún, ahora da Rui Silva el paso y su figura se antoja cada vez más alargada, como demostró ayer en su fabulosa estirada ante el tiro cruzado de Portu.

Si Guido se fijó como la clave de bóveda que vela por el equilibrio en el medio, el hábil juguetero chileno desarma y vuelve a armar a un nuevo Andrés Guardado para descargar parte del peso que soporta el argentino. Si Fekir y Canales vuelven a abrir en cada función la caja de los trucos de magia, Juan Miguel completa la diversión con su certera metralleta de cartuchos de goma espuma.

Donde proliferaban los peluches, valga la metáfora, en la defensa del balón parado, cada vez se sitúan más a menudo fornidos superhéroes: Bartra, Víctor Ruiz se están asentando y eso es una noticia fantástica para que se disparen las expectativas

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