Monticello
Víctor J. Vázquez
El auxilio de los fantasmas
Puntadas con hilo
Sevilla tiene un máster en dispositivos especiales. ¿Cuántos se montan cada año? Más de 3.500. No son todos iguales, en tamaño, ni tampoco están asociados necesariamente a la estrategia de un gobierno municipal, el de Juan Espadas, que ha convertido la organización de grandes acontecimientos en la brújula para resituar a Sevilla en el mapa del mundo. A la capital hace tiempo que se le da muy bien esas citas que ponen a prueba su capacidad de anfitriona. Desde hace décadas, la Cabalgata de Reyes Magos es todo un referente, el mejor ejemplo de cómo organizar un evento de masas sin más ruido que el de las carrozas y las risas de niños y mayores. Hoy que todo se mide, se sabe que el pasado enero el desfile de la ilusión del Ateneo reunió en la calle a casi medio millón de personas sin más incidencias reseñables.
También está la Semana Santa, pero ése es otro cantar desde aquella Madrugá que obligó a cambiar los códigos y a imponer blindajes para disgusto de algunos. Pero también está la Feria con su mítico millón de visitantes o eventos deportivos como el Maratón o la Nocturna, convertidos en citas de masas. Al margen de finales fútbol, conciertos o cumbres mundiales cuyas medidas de seguridad son menos evidentes, pero no por ello suponen un reto menor.
El buen discurrir de estos eventos son argumentos que forman parte del cuaderno de venta de Sevilla en el mundo. No sólo se trata de seguridad. ¿Es Sevilla una de las ciudades más seguras de España? Ahí hay otras percepciones, estadísticas y rankings que darían para hablar mucho más. Es más una cuestión de logística. De lo que hace gala la ciudad en la organización de eventos es también de la coordinación del tráfico, de la gestión de las incidencias en la vía pública... y de su capacidad para rentabilizar todo eso.
¿Cómo? Los equipos técnicos que se desplazan a Sevilla para rodar películas, series o anuncios agradecen mucho las facilidades que encuentran para su organización. Y eso, para quienes se ponen al frente, tanto en un lado como en otro, es un valor. Esa carta de presentación, esa buena imagen que la ciudad transmite, sirve también como herramienta para otro cometido que debe perseguir cualquier gobierno municipal: la captación de inversiones.
Que un fin de semana como el pasado, con una agenda de ocio, cultura y deporte para ponerse hasta las manillas, se cierre con un balance ejemplar ayuda mucho a que la ciudad sea una garantía de éxito para todo aquel de fuera que quiera venir a organizar alguna historia. Y eso, en general, pasa muy inadvertido. Como el gran esfuerzo que supone para las plantillas municipales estos dispositivos récords. Y ahí, recurrentemente, afloran otras cuestiones. Pero, al margen de reivindicaciones laborales, sale a relucir la Sevilla amante de los desafíos que se topa con otra Sevilla que aborrece los eventos y se pregunta con mucho malaje si no hay otro lugar en el mundo donde organizar la cita en cuestión. Probablemente sí, pero lo que beneficia a la ciudad es organizarlo aquí y aprovechar el rodaje que tiene y que ya quisieran otros.
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