La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lluvia en Sevilla merece la fundación de una academia seria
Puntadas con hilo
Sevilla se vende en el mundo también como una ciudad del deporte. Y algunos pensarán que es un eslogan más, manido porque hace tiempo que venimos escuchándolo, y que no saca de pobres ni de sucios a la ciudad. Pero obviando consideraciones basadas en el ramalazo antiturístico que persiste, a pesar de lo que nos ha enseñado la pandemia, la sinergia entre turismo y deporte se ha revelado en Sevilla como una estrategia muy beneficiosa para todos.
¿Crean empleo los maratones? El turismo deportivo genera riqueza y contribuye a desestacionalizar el destino. Los que viajan para practicar deporte, y hay muchos grados profesionalización, encuentran en Sevilla un paraíso por su buen clima y, cada vez más, por sus servicios en una ciudad que no sólo es la del Betis y el Sevilla, también tiene el Estadio de la Cartuja, que a pesar de sus fracasos y eso es otro tema, es una infraestructura cinco estrellas; el Centro Especializado de Alto Rendimiento de remo y piragüismo y una lámina de agua que es considerada como uno de los mejores campos de regatas del mundo; el Palacio de Deportes San Pablo; y un río poco explotado pero con mucho potencial todavía. En Sevilla se puede jugar al golf y practicar hípica, con instalaciones dentro de la capital y en el área metropolitana; hay un circuito para running que transcurre por tres parques de la ciudad y un cuarto urbano por la orilla del río Guadalquivir.
Y todo ello facilita que Sevilla tenga proyección con el Zurich Maratón, uno de los 31 más importantes del mundo cuyo impacto económico en la ciudad supera los 13 millones de euros; la ATP Challenger Copa Sevilla de Tenis, el Triatlón de Sevilla, el Duatlón, la EDP Media Maratón, la Carrera Nocturna del Guadalquivir con 25.000 corredores, la Gran Semana del Caballo Angloárabe, la Regata Sevilla-Betis, Campeonato de España de Remo de Larga Distancia, el Campeonato de España de Piragüismo... Y también permite que la ciudad haya acogido grandes citas internacionales, como el Campeonato de Natación Europeo de 1997, los Campeonatos del Mundo de Atletismo 1999, los Campeonatos del Mundo de Remo y Piragüismo en 2002, la Copa del Mundo de Golf en noviembre de 2004, la final de la Copa Davis en diciembre de 2004 y en 2011, el Eurobasket 2007, el Mundial de Balonmano de 2013 o el Mundial de Baloncesto de 2014.
Y todo esto tiene que ver con el turismo porque proyectan la imagen de la ciudad y atraen visitantes. Y esto lo vieron ya alcaldes anteriores, como Monteseirín o Zoido. El reto es que también atraigan inversiones y esta línea la está explotando bien el equipo de Espadas promocionando eventos de la industria deportiva. Esto no son competiciones, es negocio. Y ahí está el World Football Summit Europe, que se celebrará en Sevilla durante los próximos tres años, entre otros congresos deportivos cuyo impacto se acerca a los 13 millones de euros.
Hay muchos tipos de turismo y Sevilla debería decir sí a todos, con la boca llena. Y cuidar esa industria que da comer a muchos sevillanos.
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