¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Maneras de vivir la Navidad
Cuando Juanma Moreno haya regresado de China, Pedro Sánchez estará a punto de aterrizar en la capital del gigante asiático, el país más poblado de la Tierra y la mayor dictadura del mundo, aunque al PP no le genera el rechazo sin fisuras, y razonable, que la Venezuela de Nicolás Maduro. Juanma Moreno ha visitado durante una semana las ciudades de Pekín y de Shanghái de la mano del buró del Partido Comunista de China, con cuyos responsables de relaciones internacionales ya se reunió con anterioridad en San Telmo y ahora ha vuelto a visitar en esta gira roja de la que regresa con un paquete de futuras inversiones de 2.500 millones de euros por parte de empresas locales. La hipocresía es la franja que diferencia las dictaduras ricas de las dictaduras pobres.
Durante este verano en el que se ha consumado el fraude electoral del muy estrafalario Nicolás Maduro, los periodistas han preguntado a miembros del Gobierno si consideran que Venezuela es una dictadura con la convicción, un tanto inquisitorial, de que, si la respuesta no fuese la afirmativa, se demostraría la connivencia del PSOE con la tiranía chavista. Y se ha hecho con una duda más que razonable, ya que el ex presidente y ex secretario general José Luis Rodríguez Zapatero, animador del sanchismo y reverso de Felipe González, era uno de los pocos avales internacionales que le quedaba a Maduro antes de quedarse sin crédito.
Es cierto que Juanma Moreno no ha visitado China para respaldar políticamente al régimen y que lo suyo era una misión comercial, incluso que no es una dictadura de nueva creación como la venezolana, pero conviene recordar estas contradicciones a los inquisidores que reparten los carné de demócratas en función de unos intereses, puramente, internos. Lo expresó con mayor contundencia Aitor Esteban, el portavoz del PNV, cuando acusó hace dos semanas a su homólogo en el PP, Miguel Tellado, de importarle una “higa” Venezuela, toda su crítica tendría como objeto desgastar no tanto al régimen como a Pedro Sánchez.
La tiranía de Nicolás Maduro no lo es menos por la existencia de esta otra dictadura centenaria, roja y reconocida, pero es posible que ahora que Sánchez también viaja a China se aproveche la circunstancia para acusarle de filias con los regímenes autoritarios, que cada cual asuma sus contradicciones y nuestras hipocresías.
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