Cambio de sentido
Carmen Camacho
Cesarismo
Es ingenuo pensar que la historia se repite punto a punto, casi tanto como sostener que estrenamos una época original y superior a las anteriores. No obstante, podemos observar equivalencias entre tiempos e imperios antiguos y los actuales. La victoria de Donald Trump tiene su ramalazo de cesarismo, dicho sea en sentido literal, de tránsito de la república a los emperadores. Así todo esté amalgamado y no pueda expresarme en términos absolutos, los ánimos expansionistas y el perfil del actual césar y sus inquietantes marcoantonios (sobre las caras de careta de Musk, Zuckerberg o Bezos tenemos que hablar), sumado al pan y circo en formato tecnológico con el que distraer y adormecer a la plebe, anuncian un declive –ciertos esplendores son solo avisos de una gran decadencia– ético y político de un sistema que contiene en su base la autodestrucción. Si la actual pantalla en la que nos la jugamos la Humanidad entendida como tal es chunga, con insaciables césares de los que estamos hasta el peplum –algunos de ellos disimulan con sus senaditos, otros van a cara vista– a oriente y occidente de lo que fue el imperio romano; no es difícil maliciarse que la siguiente pantalla va a ser peor todavía. Lástima que esto no sea un videojuego.
Curiosamente, buen parte del solar que Roma ocupó a partir del Mare Nostrum aún resiste a duras penas, cual aldeíta gala. En Hispania, Germania o la Galia al menos advertimos las señales de alarma y los caballos de Troya (agüita con Musk aupando a la líder de la ultraderecha en Alemania), y entre las gentes del común aún hay quienes se dan cuenta de que esos que hablan tanto de libertad –la suya– acabarán con ella –la nuestra– en cuanto puedan. A ojos reaccionarios, Macron, Starmer o Von der Leyen son el mismito Vercingétorix. De locos.
El problema es que esta nueva etapa acaece con cada vez menos luces, las que prendía la ciencia, la razón o la búsqueda honesta e inteligente de la verdad. Tanto es así que hay quienes quieren ver en el Trump que aconseja beber lejía a un libertador contra las farmacéuticas; en el Trump que dice que los inmigrantes se comen las mascotas, a un adalid de la verdad; en el Trump que no descarta el uso de la fuerza para hacerse con Groenlandia, a un enviado de la paz; en el Trump multimillonario, a un antisistema contra las élites. Es lo que pasa cuando la humanidad y las humanidades, el respeto a lo que nos rodea, el sentido común y el sentido de lo común se les echa en el circo de pasto a las fieras.
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