¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Maneras de vivir la Navidad
SEVILLA nunca se tomó en serio su condición americanista. Y eso que lo mejor siempre le ha venido del oeste, por el Camino de la Ballena, por ese océano Atlántico que se cuela por el río, primero en forma de Flota de Indias y después como exposiciones internacionales. ¿Se imaginan Sevilla sin el Archivo de Indias, sin los pabellones del 29, sin el parque tecnológico de la Cartuja, sin todo el patrimonio histórico que fue posible gracias a la Carrera americana? No estamos hablando de una mera nostalgia colonial. América sigue dejando dinero contante y sonante a los sevillanos. Y aún así seguimos ignorándola. No nos importa, por ejemplo, que aquí, en nuestra ciudad, haya nacido y crecido una de las escuelas más importantes del americanismo, que ha dado nombres importantes como Francisco Morales Padrón, Juan Gil, Luis Navarro, Enriqueta Vila, Consuelo Varela... Una escuela que se basa en tres pilares: el Archivo de Indias (institución cultural de prestigio internacional), el departamento de Historia de América de la Universidad de Sevilla y la Escuela de Estudios Hispano-Americanos; tres instituciones que deberían contar con el apoyo incondicional de todas las administraciones para hacer de la ciudad la capital indiscutible del americanismo de las dos orillas.
Sin embargo, lejos de avanzar en esa dirección, permitimos que se desmantele o gibarice lo ya existente. Es el caso de la Escuela de Estudios Hispano-Americanos, una de esas instituciones de labor silenciosa pero sumamente fecunda por la que ha pasado buena parte de la elite americanista internacional. Como ya saben, la Escuela, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, perderá gran parte de su autonomía para integrarse en un denominado Instituto de Historia. No desaparece, es cierto, pero verá mermada su autonomía y capacidad de decisión. Retrocede cual cangrejo. Además, la Universidad, aunque mantiene el Departamento de Historia de América, ha perdido la titulación en esta especialidad... Cualquier día nos dicen que el Archivo de Indias lo van a convertir en un museo para turistas. Algo así como el “Louvre hispalense”.
La retórica oficial de Sevilla siempre destaca nuestros lazos con América, pero es una simple careta. ¿Recuerdan ustedes el proyecto de convertir las Atarazanas en un gran centro de encuentro entre los países Hispanoamericanos? Era una iniciativa interesante, volcada no sólo en la historia y la antropología, sino también en la actualidad del continente. Pero todo, una vez más, quedó en nada, en páginas de periódicos para envolver pescado. Y algunos quieren que traigan a Sevilla el Museo de América de Madrid. ¿Para qué? ¿Para qué se termine muriendo de asco?
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