La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Sevilla es como un fraile paciente
Paco Reyero fue el único que acertó con el triunfo de Donald Trump cuando accedió a la presidencia de los Estados Unidos en 2016. Reyero y el editor de esa portada con la efigie leonada del empresario-emperador. Ha vuelto cuatro años después. Perdió con Biden, no aceptó su derrota, y en sus dos victorias dejó en la lona simbólica a dos mujeres, Hillary Clinton y Kamala Harris. Este Donald Trump es el anti-George Cukor.
Las estampas icónicas de uno y otro mandato son bien diferentes: el de Biden empezó con los americanos abandonando Afganistán, dejando el país al albur de los talibanes para infortunio de los millones de mujeres afganas que en el feminismo occidental cuentan bien poco. Y el mandato de Trump empieza con el regreso de los gazatíes a su particular paraíso convertido en un infierno.
A mí me gusta lo que no sale en los telediarios. Los Estados Unidos existen como país desde el 30 de abril de 1789, el año de la Revolución Francesa. Son coetáneos de la Bastilla y la guillotina. Desde entonces, sólo ha habido dos presidentes que hayan ocupado la presidencia en dos mandatos no consecutivos. Uno es Trump. ¿Quién fue el otro?
Se llamaba Grover Cleveland (1837-1908) y era el quinto de los nueve hijos de un reverendo y la hija de un librero de Baltimore. Fue un islote demócrata en años de presidentes republicanos. Y lo fue en dos periodos. El primero entre 1885 y 1889; el segundo, entre 1893 y 1897. En 235 años de democracia norteamericana, es el único presidente que accedió soltero a la presidencia y se casó en la Casa Blanca con su prometida, Frances Folsom. Le cupo el honor de inaugurar la Estatua de la Libertad. Fue el primer presidente demócrata después de la Guerra de Secesión. Como en Estados Unidos no se pueden superar los dos mandatos, el segundo expiró en 1897 y le libró de certificar la guerra hispano-norteamericana que acabó con la pérdida de las colonias. Para situar a Grover Cleveland, el precedente alternativo de Donald Trump, en nuestro contexto histórico, su primer mandato coincide con la presidencia española de Práxedes Mateo Sagasta. Una de las siete veces que la ocupó este ingeniero de caminos, canales y puertos. El segundo mandato de Cleveland tiene lugar en paralelo a una de las numerosas alternancias de Sagasta y Cánovas, los artífices de la Constitución de 1876 y de la Restauración.
Cánovas del Castillo, malagueño de cuna, murió el verano de 1897, meses después de que terminara el segundo mandato de Grover Cleveland, cuando descansaba en el balneario guipuzcoano de Mondragón. Un anarquista italiano hospedado como falso periodista acabó con su vida. A su fallecimiento, su rival Sagasta dijo: “Después de la muerte de don Antonio, todos los políticos podemos llamarnos de tú”.
El sol de Felipe II empezó a declinar gobernando Sagasta en 1898. Los países que perdimos (Cuba, Puerto Rico, Filipinas, Guam) fueron sustituidos por los escritores que ganamos (Unamuno, Azorín, Baroja, Valle-Inclán). De Grover Cleveland a Donald Trump. De las postrimerías del siglo XIX al primer cuarto del siglo XXI. Donald Trump llegó casado a la Casa Blanca.
También te puede interesar
Lo último