Tomás García

Caminando por el Paseo de la O

20 de julio 2024 - 03:07

Me dispongo a disfrutar de una pequeña caminata en el barrio de Triana y a orillas del margen derecho del Guadalquivir, entre el Puente del Cristo de la Expiración o del Cachorro y el Puente de Isabel II o de Triana: una incursión en el Paseo Nuestra Señora de la O, de marcado carácter intimista y en el interior de un hermoso entorno histórico-natural. Recuerdo al iniciar el trayecto que en 1963 se rotula con el nombre de la virgen que tiene su sede en la hermosa iglesia homónima de la cercana calle Castilla. También me viene a la memoria que las cofradías trianeras de Semana Santa hacían antaño su recorrido sin salir del arrabal y se dirigían en procesión a la iglesia de Santa Ana, llamada comúnmente la “Catedral de Triana”, siendo la Hermandad de la O la que cruza por primera vez en 1830 el vetusto puente de barcas para efectuar su estación de penitencia hasta la Catedral de Sevilla.

Mientras continúo mi andadura hacia el Puente de Isabel II, compruebo que el recorrido está integrado por una zona peatonal delimitada junto al río por una cortina de adelfas y cañas, entre las cuales destacan álamos blancos, fresnos, olmos, falsos pimenteros, liquidámbar, catalpas, tipuanas y tres cipreses de los pantanos (Taxodium distichum). Prosigo mi camino y contemplo en el espacio central alineaciones de naranjos y almeces, tres casuarinas, un ejemplar de Ginkgo biloba y un esbelto ciprés mediterráneo. Me llama la atención el adoquinado de granito, el cual necesita a día de hoy ser reparado con urgencia para taponar las profundas llagas abiertas entre los adoquines que entorpecen sobremanera el tránsito peatonal, los ejercicios deportivos y el rodaje de carritos de cualquier modalidad. El itinerario puedo ampliarlo hacia el norte pasando bajo el Puente del Cachorro y conectando con el exótico Parque de Magallanes; hacia el sur, pasando bajo el Puente de Triana y subiendo una empinada escalera que me llevará hasta la calle Betis.

Existen dos canales directos de comunicación peatonal entre el Paseo Nuestra Señora de la O y la calle Castilla: el callejón de la O (Párroco Pedro Ramos) y el callejón de la Inquisición; atravesar este último me revela impuras sensaciones relacionadas con las actividades que desarrolló el Tribunal del Santo Oficio en el aledaño Castillo de San Jorge durante tres siglos. Me imagino al fin, viendo sus restos en el tramo entre los dos pasadizos, la ferviente actividad de las antiguas almonas reales, fábricas de jabón de origen islámico que fueron potenciadas por Fernando III. Los ingredientes principales para su elaboración eran borujo, aceite de oliva del Aljarafe, la planta barrilla y almizcle o ámbar como perfume. Las almonas de Triana eran las más famosas del Reino de Sevilla y fabricaban el valioso Jabón de Castilla en un complejo industrial con numerosas casas, túneles, capilla y un embarcadero propio a orillas del río desde donde salían barcos que distribuían el jabón blanco o negro por el Viejo y el Nuevo Mundo.

stats