La esquina
José Aguilar
Un fiscal bajo sospecha
Estábamos en lo de “lo bueno que está el presidente” del diputado socialista de la Asamblea de Madrid y la deriva forgiana macizeibol de la política española, cada vez más parecida a un reality, cuando se nos aparece Feijóo con imagen renovada por los estilistas de Vanity Fair, menos aprisionado por la chaqueta y la corbata, más liberado por un look casual; menos gallego, más neoyorquino, con un cierto aire de maduro ligón de película de Woody Allen a lo Alan Alda, Michael Murphy o Tony Roberts. A juego con la ropa liberadora, el gesto relajado, la imagen rejuvenecida y desenvuelta o las poses en taburetes altos estaban los fondos blancos del salón lleno de trípodes, cámaras y espejos en los que mirarse con delectación en el que tuvo lugar el posado, todo grabado y difundido en plan making off como si el líder de la oposición fuera Verushka en Blow Up de Antonioni.
Fue el entierro del “cuñado cenizo, tristón, con ese punto de amargura que cada vez que te ve dice que la vida da asco” de Esther Peña y el nacimiento del político optimista, informal pero elegante, alegre, con ese punto de optimismo que cada vez que te ve dice que la vida es maravillosa. Imposible no acordarse de los realitys de transformación, como el Cámbiame de Telecinco, en el que cuando la protagonista aparecía tras someterse al cambio obrado por Pelayo, Natalia y Cristina sus familiares lloraban y hasta los estilistas que obraron el milagro se emocionaban al ver a la cenicienta convertida en princesa.
No se crea que todo es pura frivolidad. Esto es la política maziceibol liderada por quienes arrebatan a los suyos haciéndoles exclamar lo buenos que están. La cosa no solo consistió en el cambio de imagen, también dio para hablar de Puigdemont, la semana laboral de cuatro días, Díaz Ayuso, el auge de la extrema derecha o Venezuela. La revista valoró que Feijoo “votó a Felipe González en los ochenta, tuvo un hijo a los 55 años sin estar casado, no va a misa y acudió a una boda gay al mismo tiempo que su formación recurría la ley de matrimonios homosexuales”, que es sabido que todo ello, sobre todo no ir a misa, son valores importantes que sus votantes deben tener en cuenta. ¡Es la moderna derecha liberal, no la de cerrado y sacristía! Su señora aportó otros datos de interés, como que “es de gustos sencillos” y tiene unos “ojos azules muy bonitos”. Importante a la hora de votar.
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