La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La felicidad de Sevilla
La calle sevillana Josefa Reina Puerto, que discurre entre la plaza de la Magdalena y la calle San Eloy, recibió durante varios siglos la denominación de calle de los Pobres, recogiéndose así en el plano de Olavide de 1771, título debido a la presencia en el lugar de mendigos que recibían limosnas de los cartujos de Santa María de las Cuevas. Según recoge en 1871 el diario La Andalucía, “los desgraciados comen allí lo que adquieren con el producto de dádivas y arrojan al centro de la vía los desperdicios /.../ que son causa de muchos resbalones y caídas”. La callejuela de los Pobres era muy estrecha, aunque a su través pasaban caballerías que provocaban continuos accidentes. Los monjes mantuvieron en la cercana plaza de la Leña una hospedería para personas necesitadas, la cual es demolida en 1845 y se configura entonces la calle Itálica dentro de la reestructuración de la plaza de la Magdalena. Existían prostíbulos que aumentaban el caos de esta zona del casco viejo, como indica en 1857 el periódico El Porvenir: “Las quejas son diarias y continuas, las que nos dan acerca del abandono con que se miran las calles de la Encomienda (José de Velilla), Velázquez o Itálica. /.../ Por ellas, andan de noche algunas palomas que han de arrullar a todo el que pasa”. La vía recibe el nombre de Josefa Reina Puerto en 1939 en honor a esta desprendida maestra que ayudaba en la educación de niños necesitados. A finales de los años setenta se derriban casas palaciegas de los siglos XVIII y XIX para ensancharla, quedando flanqueada en buena parte por los inmuebles de las dos entidades bancarias que se levantan posteriormente y que desvirtúan su tradicional fisonomía, al unísono con la progresiva degradación arquitectónica de la contigua plaza de la Magdalena.
El antiguo callejón de los Pobres muestra hoy en día una interesante vegetación dentro de dos arriates delimitados por setos de arrayán, los cuales contienen una docena de altivas acacias de tres espinas que trepan a los cielos en busca de luz solar y una decena de bellos arbustos de Camellia japonica con flores de pétalos rojos. Las camelias son plantas oriundas de China, Japón y Corea, distribuyéndose en más de doscientas especies que no soportan fríos ni calores extremos y necesitan entornos húmedos, siendo muy escasas en Sevilla. Esta corta callejuela céntrica es uno de los pocos enclaves de la ciudad donde podemos encontrarlas, junto a los vandalizados Jardines del Guadalquivir de La Cartuja. En la mayoría de ocasiones, su floración comienza a principios de invierno y pueden verse capullos florales más o menos abiertos durante las entrañables fiestas navideñas. Alejandro Dumas el Joven las eternizó en su famosa novela La dama de las camelias: “Siempre que se representaba una obra nueva era seguro verla allí, con tres cosas que no la abandonaban jamás y que ocupaban siempre el antepecho de su palco de platea: los gemelos de teatro, una bolsa de caramelos y un ramo de camelias”.
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