La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Más allá de la voz de la Laura Gallego
Puntadas con hilo
Sevilla es una ciudad turística desde hace tiempo y nos podríamos remontar a la época de los viajeros románticos del siglo XIX. Pero, sin duda, su gran boom llegó a partir de los 60 cuando, sin ser un destino de sol y playa, sus tradiciones y fiestas mayores la pusieron de moda. Y ahí sigue. Pero es cierto que ha sido en la última década, poco más de un lustro, cuando la ciudad ha dado otro gran salto y este éxito tiene su razones, claves que explicaron ayer acertadamente el equipo de gestores del turismo en Sevilla en la convención de destinos que Turespaña celebra en Fibes.
La primera y principal ha sido la lucha contra la autocomplacencia, algo complicado en una ciudad chovinista y soñada que se cree la mejor del mundo. Ojo, razones tiene pero eso nunca debería restarle ambición y menos, como suele decir el concejal Antonio Muñoz, para conformarse con jugar en la UEFA si puede jugar en la Champions. Y Sevilla puede, pero le cuesta creérselo. Una incredulidad que es otro de sus grandes defectos. Es también un complejo pensar que no se puede medir con capitales como Madrid o Barcelona. Y ello la conduce al inmovilismo.
A la ciudad le hacía falta un buen zamarreo, en lo público (y son muchas críticas las que se le puede hacer) y en lo privado. Y eso ha intentado hacer el equipo de gestiona el turismo en estos dos últimos mandatos. Una sacudida que llega también hasta los empresarios del sector, demasiado acostumbrado a que le compraran el producto sin necesidad de venderlo. ¿Sevilla se vende sola? Eso se ha dicho durante mucho tiempo, pero no es cierto. Y menos en un escenario de altísima competitividad como el actual.
Y ese trabajo de movilización institucional, empresarial y social necesita aliados. También en la política porque las estrategias y planes están bien pero sin acción no se consigue nada. Y el impulso en el caso de las ciudades tiene que venir de mano del alcalde. Juan Espadas no ha puesto frenos a su equipo y, es más, ha entendido que el turismo no es sólo el marketing, sino que tiene que ver con todas las áreas de gobierno, desde la limpieza al comercio. Ésta es otra de las claves y, en el caso de la capital hispalense hay otra más, las sinergias con la cultura, que al igual que el patrimonio histórico, son un buen compañero de viaje.
Nada es casual, sino fruto de muchísima planificación que reduce al máximo la improvisación. De estrategia y si Sevilla ha crecido mucho en los últimos años ha sido también gracias a un plan de conectividad aérea. Trabajo en equipo. Es el ejemplo del nuevo modelo de gobernanza que debe imperar en este sector, que sólo caminará recto si va de la mano de toda la sociedad, incluidos los vecinos.
Nada es gratuito. Desde el Ayuntamiento de Sevilla se ha trabajado con rigor y seriedad para posicionar a la ciudad en el mundo y eso ha hecho que el turismo crezca, pero también las oportunidades y la capital del sur de España es hoy una ciudad de referencia y basta con echar un vistazo al calendario que acoge Fibes. Eventos que son negocio, fiestas que se traducen en euros. Y no verlo es de miopes.
También te puede interesar