A cachitos

REVOX, tocadiscos y cintas de cassette, con los rótulos como si estuvieran escritos en la solapa de aquellas cajitas negras de nuestros tesoros sonoros. Un programa de espíritu pop y mucho sentido del humor. Sólo un espacio como este podía dedicar un monográfico a la "música de gasolinera". Es una forma satírica de hacer uso del ingente fondo documental de RTVE. Cachitos de hierro y cromo, nombre homenaje a don Kiko Veneno, es una oda a la televisión que tuvimos y una sonata a todos aquellos símbolos que llegaron a entretenernos. Qué digo, embelesarnos. Cuántos amigos habrían vendido al diablo todos sus vaqueros negros por un simple beso de Samantha Fox. Este puzzle de zooms y vídeos saturados lo ofrece los domingos por la noche La 2, que pone buena cara en estos tiempos tan tóxicos en Prado del Reír. Los Cachitos también se pueden ver desperdigados por la parrilla, a cualquier hora. Y siempre está el recurso de rtve.es, que no falla.

Virginia Díaz, de Radio 3, hace de irónica anfitriona, aunque lo mejor son las explicaciones irreverentes que se intercalan durante los gorgoritos. Tal vez Virginia sobra un poco, pero no nos vamos a quejar.

En la entrega de la música deportiva, por ejemplo, rescatamos al calvo de bigote pelirrojo del ballet de Giorgio Aresu, a Carl Lewis en su faceta de efímera estrella popera, a los fallecidos Lobo Diarte y Becerra en sus experiencias con las Nocheviejas de Lazarov, a Milikito a la sombra de Fofito o a Tino Casal, siempre adelantado. Y hemos visto la luz en Charo López, profeta de Sara Carbonero en La vida sigue igual con Julio Iglesias de portero.

No hay nada como un buen archivo para valorar lo que somos y reírnos de lo que fuimos.