La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La sanidad funciona bien muchas veces en Andalucía
Ojalá nos equivoquemos los escépticos, pero son muchas las razones que nos llevan a ver oportunismo en el comunicado de los presos de ETA. Precisamente cuando Bildu ha visto la conveniencia de apoyar al Gobierno con los Presupuestos pues así se les podrían abrir puertas interesantes para su futuro, sólo entonces, han sentido dolor por el dolor de las víctimas.
Se cumplen estos días diez años desde que ETA anunció el fin de sus actividades terroristas. ETA, la banda a la que han pertenecido los presos, que formaron parte de los comandos que han cometido brutales atentados. En esos diez años los presos han seguido manteniendo su compromiso con ETA y han jaleado los homenajes que se les hacían al salir de prisión. Los ongi etorri, bienvenidas al mundo libre que herían profundamente a las víctimas de la banda. Sólo ahora, cuando Bildu acaricia la idea de que los acuerdos con el Gobierno les abren perspectivas inesperadas, sólo entonces, los presos piden que los ongi etorri se celebren en privado para no hacer sufrir a los familiares y amigos de quienes han perdido la vida o han sido heridos por la banda.
Motivos hay para sentir escepticismo. El propio PNV lo siente, y ha expresado su preocupación tan abiertamente que el Gobierno se ha visto obligado a transmitir a los inquilinos de Sabin Etxea que el PNV será siempre su socio preferente. Pretendía tranquilizar a su eterno aliado -aunque en buena ley habría que decir eterno aliado de los sucesivos gobiernos hasta que dejó caer a Rajoy- no fuera a ocurrir que en un momento determinado se descolgara Bildu con exigencias inadmisibles. Pero pretendía también el Gobierno tranquilizar a una sociedad en la que pierde apoyos porque no comparte sus políticas, se ve machacada a impuestos y tiene que ver cómo el Gobierno busca alianzas indeseables y hace concesiones más indeseables todavía.
Sánchez soñaba con un tripartito en Cataluña, presidido por Illa, con ERC y En Comú. No pudo ser, se negaron los independentistas. Ahora el sanchismo mira con ojos de deseo al País Vasco, donde Bildu gana votos a costa del PNV y cree Sánchez que podría formarse un Gobierno socialista-podemita-bilduetarra presidido por un socialista. Lo que nunca aceptaría el PNV, que nunca gobernaría con Podemos. Es un partido nacionalista pero conservador, en más de una ocasión ha parado los pies a Podemos. Bildu "tragaría" más que los peneuvistas si se le abriera la posibilidad de entrar en el gobierno. Ni en sus mejores sueños podrían pensarlo.
Las especulaciones están servidas. Pero en esta España actual, desgraciadamente se han cumplido siempre los peores pronósticos.
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