Las barbas de Francia en remojo

02 de julio 2024 - 03:08

En vez de utilizar la cabeza para llevarse las manos a ella porque Le Pen ha ganado la primera vuelta habría que utilizarla para pensar por qué el 33,15 de los electores franceses han votado a la Agrupación Nacional frente al 27,99 que ha apoyado al Nuevo Frente Popular, penalizando severamente al centro liberal de Macron y hundiendo a la derecha tradicional de Sarkozy. Los análisis dicen que los dos temas que han decidido el voto son el poder adquisitivo (un 53%) y la inmigración (un 38%).

Habría que preguntarse qué se ha hecho mal para que la extrema derecha y la extrema izquierda hayan logrado que la segunda vuelta sea un duelo entre radicales encabezado por Le Pen y su candidato Joan Bardella y un crecido Melenchon. Por qué los llamados partidos tradicionales de centro y de derecha han colapsado, al igual que los de izquierda se han visto obligados a unirse en el Nuevo Frente Popular en el que cohabitan la radical Francia Insumisa, el socialdemócrata Partido Socialista, el Partido Comunista y los ecologistas, que a su vez necesitará del apoyo del ruinoso macronismo en el duelo por una mayoría que parece, en principio, difícil que ninguno de los dos alcance.

El todos contra la extrema derecha puede que funcione, pero al precio de que los socialdemócratas y los comunistas sean sobrepasados por los radicales de Melenchon: “Roussel (PCF), Hollande (PSF) y Glucksmann (figura procedente del movimiento Place Publique en ascenso en el PSF) en la trampa de Melenchon” titula Le Figaro. Porque al final, vistas y oídas las tertulias políticas francesas y leídos los más importantes diarios, se trata de Melenchon contra Le Pen, de la extrema izquierda contra la extrema derecha, que dará como resultado la cohabitación de un presidente de centro con un primer ministro de extrema derecha o de extrema izquierda. Mal panorama.

En nuestras últimas generales 8.160.837 españoles votaron al PP y 7.821.718 al PSOE frente a los 3.057.000 y 3.044.996 que lo hicieron a Vox y a Sumar. Afortunadamente estamos lejos de Francia. Aún. ¿Comprenderán alguna vez populares y socialistas que de seguir engordando con pactos a los dos partidos radicales para cogobernar con ellos la nación, comunidades o ayuntamientos están dando alas a la radicalización que ha llevado a Francia al límite de no tener más opción que votar a unos u otros extremistas?

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