Tomás García

La avenida de los magnolios

16 de noviembre 2024 - 03:09

El magnolio blanco (Magnolia grandiflora) procede en origen del sureste norteamericano, siendo introducido en el continente europeo en el siglo XVII por el botánico francés Pierre Magnol, de donde le viene su nombre genérico. Desde el punto de vista evolutivo, son plantas ancestrales presentes en fósiles de cinco millones de años; por ello, sus atrayentes flores no tienen sépalos ni pétalos desarrollados, sino unas estructuras intermedias denominadas tépalos. En Sevilla, podemos contemplar egregios magnolios en históricas plazas céntricas como las del Museo, el Cristo de Burgos, la Magdalena, el Duque, la Concordia, la Gavidia o la Encarnación, además del singular ejemplar de unos tres cuartos de siglo situado junto a las piedras de la catedral, siendo relativamente frecuente en distintos parques como el de María Luisa y otras zonas verdes urbanas. “Sobre las tapias del jardín brotaba cubriéndolo todo con sus ramas el inmenso magnolio /.../ Su propio ardor lo consumía, y brotaban en la soledad unas puras flores, como sacrificio inaceptado ante el altar de un dios” (Ocnos, Luis Cernuda).

El fantástico Parque de María Luisa queda diseñado primordialmente a través de un eje sur-norte que arranca en el Monte Gurugú, continúa por las fuentes de los Leones y de las Ranas, el Estanque de los Patos con la Isleta de los Pájaros y alcanza el Estanque de los Lotos con una hermosa estatua sedente de la Infanta María Luisa en su glorieta. Este eje central queda traspasado de modo perpendicular por la espléndida avenida Rodríguez Caso, conocida comúnmente como la de los magnolios, que parte de la entrada al recinto en la glorieta de los Marineros Voluntarios –con la efigie de Juan Sebastián Elcano– y finaliza en la avenida de Isabel la Católica, donde se encuentra la estatua de Aníbal González frente a su obra maestra: la plaza de España. La avenida de los magnolios contiene una doble hilera de estos árboles tan apreciados en Sevilla, con una treintena de ejemplares en total, muchos de ellos de más de medio siglo de edad, que nos proporcionan todo el año el verdor de sus hermosas hojas brillantes y el característico aroma a limón que desprenden sus voluptuosas flores blanquecinas durante la primavera tardía y la época estival.

Dada su belleza y su posición privilegiada, podemos considerar a la avenida de los magnolios una de las vías más sugestivas de Sevilla, escoltada por un conjunto arbóreo colorido y fragante, siendo un placer recorrerla manteniendo a la vista en la lejanía una maravillosa Plaza de España que se agranda majestuosa a medida que nos acercamos a ella. Aníbal González trazó este mágico espacio como un ente orgánico que extiende sus brazos abiertos al mundo hispánico. Ese simbólico y fraternal abrazo comienza a proyectarse a través de esta senda de magnolios del Parque de María Luisa que conecta con el cercano Guadalquivir y, a través de él, con las aguas del océano Atlántico y la primigenia ruta colombina hacia Hispanoamérica.

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