La lluvia en Sevilla
Carmen Camacho
Multicapa
la tribuna
EN estos días de campaña, el PP promete la construcción de la carretera Huelva-Cádiz. Es más: dice su secretario general que será "la primera obra pública" que licitarán si ganan las elecciones. Para empezar, poco debe saber el secretario general del PP de los procedimientos de licitación de una infraestructura de estas características, pues en el supuesto de que ganaran las elecciones dudo que la licitación se pudiera hacer efectiva en los próximos cuatro años, en el caso de que los estudios de viabilidad socioeconómica y de impacto ambiental fuesen favorables. O bien conoce los procedimientos y es que no piensan licitar ninguna otra obra en cuatro años. O simplemente sabe que lo que está diciendo es pura demagogia electoral.
Vayamos al fondo de la cuestión. Doñana no es la culpable de que no exista una conexión directa entre Huelva y Cádiz. Si de culpable hubiera que hablar, habría que hablar del Guadalquivir y sus marismas, por lo que históricamente ha sido un espacio pantanoso, inhóspito y deshabitado, foco de paludismo para unos, coto de caza para otros. Ya en la segunda mitad del siglo XX se desecaron las marismas de la margen izquierda del Guadalquivir, se inició el desarrollo de Matalascañas y se dieron los primeros pasos para la protección de lo que hoy es el Parque Nacional de Doñana.
A mediados de los años setenta empieza a hablarse de la construcción de una carretera costera entre Huelva y Cádiz que, entre otras dificultades, tenía la de cruzar el Guadalquivir en su desembocadura. La oposición ecologista planteó entonces como alternativa la denominada solución norte, que vendría a coincidir con la que ahora plantea el PP. Y en esas estábamos cuando en 1990 el presidente Chaves encargó a un denominado comité de expertos (del que yo misma formé parte) proponer una solución integral a las iniciativas de desarrollo del entorno de Doñana que no entraran en conflicto con la conservación del Parque (Plan Almonte-Marismas, urbanización del Asperillo, carretera Huelva-Cádiz …). En sus conclusiones, el Comité recomendaba la construcción de una solución norte Huelva-Cádiz.
Han pasado más de veinte años y hoy el Gobierno no incluye la construcción de esta autovía en su plan de infraestructuras (Pista, 2007-2013) por su innecesariedad. Veinte años no han pasado en balde y la existencia de otras autovías en servicio o en ejecución y los requerimientos medioambientales desaconsejan su construcción.
Entre las razones que nos han llevado a la no inclusión de esta autovía en nuestros planes de infraestructuras, no me detendré en analizar las afecciones ambientales que su construcción podría tener. Me detendré en las razones funcionales y económicas que, entiendo, me corresponde valorar como responsable de Obras Públicas en Andalucía. La construcción de cualquier nueva autovía requiere un análisis coste-beneficio entre el coste material de ejecución de la infraestructura y los beneficios económicos, sociales, territoriales y funcionales de la nueva carretera, porque un buen gobernante debe aplicar los recursos existentes, siempre limitados y más en el contexto actual, a las inversiones más eficientes en los términos expresados. Y no puede olvidarse que cuando se opta por hacer una determinada inversión se está renunciando a hacer otra; lo que conviene recordar, por muy evidente que parezca cuando así se afirma.
En el caso que nos ocupa, la construcción de la autovía Huelva-Cádiz discurriría sensiblemente paralela a la A-49/SE-30/A4 o AP4, de tal forma que la nueva autovía supondría un ahorro de menos de 20 minutos sobre un tiempo total estimado de más de dos horas. Además, con la puesta en servicio del sector de la SE-40 que une ambas autovías, el ahorro de tiempo quedaría reducido a 12-14 minutos. La siguiente pregunta sería: ¿es razonable una inversión que puede alcanzar los 1.000 millones de euros (recuerden que hay que hacer un nuevo paso por el Guadalquivir) para acortar esos tiempos, para una autovía cuyo tráfico estimado se situaría entre 5.000/7.000 vehículos diarios?
Si se quiere mejorar la comunicación entre Huelva y Cádiz a corto plazo y de forma eficiente, lo que hay que hacer es reclamar al Ministerio de Fomento la aceleración de las obras ya contratadas de la SE-40 y la ampliación del tercer carril de la A-49 hasta Bollullos, y en ningún caso permitir que se prorrogue la concesión de la Autopista Sevilla-Cádiz.
No sé qué canto de sirena ha querido lanzar el PP con su propuesta. Pero salvo en la demagogia electoral no le encuentro ningún fundamento.
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