La ciudad y los días
Carlos Colón
Montero, Sánchez y el “vecino” Ábalos
Entre las edificaciones que dejó la Expo 92, el Auditorio, después llamado Auditorio Rocío Jurado, no es de las más afortunadas. Una vez terminado el certamen tenía difícil explotación, porque su enorme superficie construida, con un elevado costo de mantenimiento, necesitaba para ser viable, el doble de aforo (nunca albergó más de 8.000 espectadores en su mejor versión) y el ser al aire libre limitaba sus horarios y temporadas de uso. Todo ello hacía difícil su aptitud real como recinto de espectáculos. En los años después de la Expo se comentaba cubrirlo, pero ya eran otros los modelos que se manejaban, como por ejemplo el MEO Arena que se construyó en la Expo de Lisboa de 1998, cubierto y con un aforo en el espacio principal de 12.500 espectadores, sin mencionar los que componen la EAA (Asociación de Arenas Europeas), que, sin salir de España, ofrecen, por ejemplo, el proyectado Roig Arena, que entrará en funcionamiento a finales de este año. Un recinto cubierto para 20.000 espectadores, que alojará todo tipo de actos los 365 días del año, y que ha sido financiado íntegramente por Juan Roig, presidente de la cadena de supermercados Mercadona. Y el Navarra Arena, de carácter público, para 11.800 espectadores, que puede albergar desde rodajes cinematográficos hasta los programas más sofisticados y con la más avanzada tecnología.
¿Qué puede hacer el Auditorio Rocío Jurado para competir con toda esta realidad? Cuando, además, Sevilla cuenta ya con dos nuevos recintos modernos como la ampliación de FIBES (2012) y el Cartuja Center CITE (2018), en plena programación. Pues en las condiciones actuales prácticamente nada y la prueba está en su cierre desde 2022 y el lamentable incidente del incendio del pasado noviembre. Creo que es el momento de replantear el uso y destino de ese edificio, que por mi parte lo uniría al futuro del canal de la Expo y al Jardín Americano. Espacios de titularidad pública, pero que necesitan una puesta al día, que los hagan viables y respeten sus características formales y su historia como patrimonio y legado de la Expo 92. Creo que Ayuntamiento y Junta de Andalucía deberían convocar un concurso de ideas, que es el procedimiento más abierto y limpio, para discurrir sobre ese trozo de la ciudad, junto con las asociaciones que se han significado en la defensa del patrimonio Expo, la Universidad y Colegios profesionales y las entidades públicas y privadas que se quieran sumar al proceso. A partir de las previsiones del PGOU de las orillas y los puentes y pasarelas proyectados en ese tramo del río.
Han transcurrido cuarenta años desde que las primeras ideas sobre la Expo se plasmaron en dibujos y propuestas. Todo el entorno y el propio recinto se ha modificado radicalmente, comenzando por la poderosa realidad del Parque Científico y Tecnológico de la Cartuja. Alguien dirá que mejor estudiar un nuevo Plan de Ordenación. Muy largo tiempo para cuestiones que exigen agilidad, transparencia e imaginación.
También te puede interesar
Lo último