La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lluvia en Sevilla merece la fundación de una academia seria
Cuchillo sin filo
Ha sido como un 28-F balompédico. El año pasado, por primera vez en noventa y cinco años de competición, no había ningún equipo andaluz en Segunda División, lo que nos brindó un titular digno de la mejor campaña publicitaria: Andalucía no es de Segunda. Nuestro gozo en un pozo. Un año después, también por primera vez en casi un siglo de torneo liguero, tres equipos andaluces se despeñaban juntos a la categoría de plata, a saber, Cádiz, Granada y Almería, dejando el litoral sin representación en la élite del fútbol patrio. Para contrarrestar esa porca miseria, el desierto de la Segunda se ha convertido en un oasis porque a los tres descendidos se les unen Málaga y Córdoba después de sendos duelos agónicos frente a rivales catalanes.
El fútbol es la encarnación del efecto mariposa. El sábado televisaban tres partidos de la Eurocopa: Georgia-Chequia; Turquía-Portugal y Bélgica-Rumanía. Parecía un Orient Express desde Lisboa hasta Estambul con paradas en Praga, Bucarest y Tiflis, la capital de la llamada Iberia del Cáucaso. Pero el tren de Málaga pasaba por Tarragona. El speaker del equipo local se desgañitaba: “¡Visca Nàstic, Visca Catalunya!”. Le faltaba la sutileza de Manuel Melado, el compositor de sevillanas y afamado barbero de Sevilla que presentaba de esta guisa a los jugadores del Betis: “El portero está asustao, tira la falta Assunçao”; “su prestigio es infinito… Ito”; “la finta y el sprint, Joaquín”. El canterano Antoñito llevó la gloria con su gol postrero a lo largo del Mediterráneo que cantara Serrat, que esta vez sí iba de Algeciras a Estambul y volvía a la cuna de Picasso pintando rosaledas.
Un día después, el programa de la Eurocopa era como la sesión continua de los cines de antaño: Suiza-Alemania y Escocia-Hungría. Ni Fráncfort ni Stuttgart. Todas las miradas al estadio de El Arcángel. El Barcelona perdió una Liga en Córdoba, pero ahora venía el equipo filial, entrenado por un mexicano, Rafa Márquez, que ha jugado cuatro mundiales. También hubo que remontar con dos goles de Toril. El Córdoba quería seguir la estela del Málaga. Los poetas del grupo Cántico en la revista Litoral de Prados y Altolaguirre. Málaga es la playa de los cordobeses, su Ínsula Barataria.
En los palcos de Tarragona y de Córdoba estuvo Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía. Hubo goles al límite, de Hitchcock, como los de Alemania, Hungría o un día después Italia en la Eurocopa. Talismán es un bar de Sanlúcar de Barrameda que aparece en la novela Campo de Agramante de Caballero Bonald. Juanma Moreno se ha convertido en un político talismán para el fútbol andaluz. Ganaron las dos batallas en los Campos Cataláunicos. Y ardió Troya, como dice Alonso Quijano en la playa de Barcelona al final del Quijote. El presidente de la Junta nació en Barcelona, hijo de emigrantes andaluces. Cuando la capital catalana era el arsenal literario de los escritores del realismo mágico y esperaban la llegada de Johan Cruyff. Málaga y Córdoba coincidieron por primera vez en Segunda en la temporada 1946-47, el año que Evita Perón visitó España. Ha llovido. Andalucía vuelve a ser la primera… de Segunda.
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