Juan E. Mena Cabezas

Arboleda singular y Patrimonio en las Cinco Llagas

 El autor reclama al Ayuntamiento de Sevilla que cumpla con su obligación de oponerse a las talas previstas de dos árboles en el entorno del Parlamento y de protegerlos

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Uno de los árboles amenazados por la tala en el Parlamento andaluz
Uno de los árboles amenazados por la tala en el Parlamento andaluz / Juan Carlos Vázquez

22 de julio 2024 - 05:59

Diversas entidades sociales, grupos de ciudadanos y ONG’s de Sevilla compartimos la preocupación de mantener y proteger el arbolado de las calles y parques de nuestra ciudad. Más aún en los tiempos actuales donde cualquier acción ambiental en este sentido asegura (lo que científicamente está más que comprobado), un atemperamiento del calor, una bajada térmica y frescura junto a los árboles, y un bienestar añadido que la sociedad necesita y agradece.

Pero, además de favorecer a los habitantes y a las demás personas y turistas que nos acompañan habitualmente, la arboleda urbana junto al estrato inferior de setos y matorrales, conlleva y acoge una variedad de especies animales y aves que conforman un todo; es decir, un ecosistema urbano que nos caracteriza, que es psicológicamente necesario por la salud que nos irradia y que tenemos que proteger y conservar. Así, las alineaciones arbóreas de nuestras avenidas y bulevares forman, junto a los parques urbanos, la esencia de esta masa vegetal que nos sombrea, oxigena, arroja humedad y limpia de contaminantes.

El papel que realizan los parques urbanos es fundamental. Entre estos enclaves urbanos destacan los jardines históricos de Sevilla y aquellos parques asociados a los Bienes de Interés Cultural.

Juan Mena Cabezas
Juan Mena Cabezas / M.G.

Uno de ellos destaca entre la grandeza monumental junto a la muralla de la Macarena y la fachada principal del antiguo Hospital de las Cinco Llagas, actual Parlamento de Andalucía. Esta masa arbolada –interior y exterior del cerramiento actual- necesita mantenerse con un cuidado exquisito, mediante las operaciones de jardinería y las protecciones y saneamientos necesarios que no menoscaben su paisaje, monumentalidad por la acción protectora evidente hacia la ciudadanía. La volumetría de sus altas copas, la diversidad de especies presentes entre las que destacan palmeras, wasingtonias, tipuanas, ficus, grevilleas, olivos, jacarandas, naranjos, cipreses, bojes, buganvillas, hiedras… van acompañada del griterío y canto de múltiples aves como vencejos, estorninos, mirlos, gorriones… que completan la belleza de este enclave sevillano.

Recientemente se ha conocido por informaciones diversas que se pretende “para garantizar la seguridad” el apeo de dos grandes árboles que, sin duda, mermarán la singularidad del parque. Ya en su día, con las obras del Parlamento y en su entorno inmediato, se eliminó mucha parte de este antiguo jardín, para que la fachada herreriana del edificio quedara visible y diáfana; ello, además con la connivencia y aprobación de la Comisión de Patrimonio. Ahora parece que esta tala también se acredita por este organismo “tutelador de los bienes históricos”, cuestión que causa perplejidad cuando lo lógico sería potenciar el entorno paisajístico y proteger esos árboles. Puede decirse que incordian mucho más a la fachada las dos garitas de la entrada, que bien podían ser “de quita y pon”.

No se puede continuar así, pues en el contexto actual de cambio climático procede lo contrario y las demandas sociales por una coherencia entre el patrimonio vivo y el histórico deben ir de la mano. Además, son bien conocidas técnicas y tratamientos, generalizados en otras ciudades, que protegen su parque arbolado no como mero mobiliario urbano (y prescindible) sino como seres vivos muy importantes y necesarios que nos aportan beneficios físicos y morales. Así pues, no solo el Ayuntamiento tiene la capacidad y obligación de oponerse a tales apeos sino, más bien, protegerlos y asegurarlos.

Esas serían las preguntas a formular al Consistorio y sus responsables del Parlamento:

¿Son ciertas las noticias recientes sobre eliminación de dos árboles en el entorno singular de la sede parlamentaria de Andalucía, hasta donde conocemos de forma imprecisa, de un Ficus macrophylla, y una Tipuana tipu ?

¿No les parece que causará, nuevamente si así se lleva a cabo, un gran estupor a la ciudadanía por este arboricidio cuando, por contra, debería hacerse un esfuerzo por sanearlos si están enfermos, apuntalarlos si tuvieran ramas en peligro, formar e intervenir la copa si estuvieran desequilibrados?, etc

Llegados a este punto de estupor necesitamos tanto respuestas como acciones positivas, a la vez que ejemplares, con el patrimonio vivo de Sevilla. Así esperamos.

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