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Tomás García Rodríguez

El árbol botella en el Polígono Sur

En las zonas más deprimidas del barrio, en el sector sureste, la vegetación es inexistente

23 de noviembre 2019 - 02:32

El árbol botella o kurrajong, Brachychiton populneus, procede originariamente de Australia, habiéndose adaptado bien al clima mediterráneo e introducido con éxito en núcleos urbanos como planta ornamental. Es una especie de crecimiento rápido, porte mediano, firme ante la sequía y con un nivel medio de resistencia a plagas y enfermedades. Sus hojas perennes son semejantes a las de los chopos, de donde le viene el nombre específico, mientras que las flores están constituidas por un cáliz acampanado de color crema, sin pétalos, floreciendo entre marzo y mayo. Los frutos son cápsulas elipsoidales negruzcas en la madurez, dejando a la vista semillas peludas urticantes que usaban antaño como alimento los aborígenes australianos.

Desde hace décadas, este árbol con tronco en forma de botella se observa en calles, plazas y jardines de Sevilla, siendo más abundante en espacios periféricos que en el centro histórico. Así, es uno de los más frecuentes en el Polígono Sur, junto a melias y palmeras; en menor medida, existen ejemplares de jacarandá, acacia del Japón, almez, tipuana, naranjo, pino, jabonero o parasol de la China, y algunos desamparados arbolillos plantados recientemente. Este arrabal presenta un entorno ambiental muy deteriorado en algunas de sus barriadas, con una flora escasa y descuidada. Si se discurre por las zonas más deprimidas del barrio, correspondientes al sector sureste, se puede constatar que la vegetación es casi inexistente, con solares desiertos y sin un solo recinto recreativo infantil.

Están proyectadas repoblaciones arbóreas y la creación del primer parque público en la barriada Martínez Montañés, la más desfavorecida del conjunto; todo ello, coordinado por el Comisionado para el Polígono Sur, que representa a las administraciones competentes: Ayuntamiento, Junta de Andalucía y Gobierno Central. Los habitantes de este desfigurado suburbio manifiestan que toda renovación es bienvenida e imaginan el verdor de un nuevo paisaje urbano, de sus sombras benéficas, de sus flores en primavera...; y un hogar con una vida digna para sus hijos. Es evidente que las situaciones personales no pueden mejorar en este medio tan maltratado, con múltiples deficiencias básicas y una insuficiente educación en niños y adolescentes, único motor real de cambios efectivos en un futuro próximo. Desgraciadamente, este antiguo núcleo poblacional insano, despechado, se mantiene invisible para una ciudad floreciente, multicultural y acogedora.

Alberto Cortez resume la relación benefactora entre un niño y un árbol en el estribillo de una de sus ensoñadoras composiciones: "Mi árbol brotó, mi infancia pasó, / hoy bajo su sombra que tanto creció, / tenemos recuerdos mi árbol y yo". Y su poder evocador y regenerador lo expresó Antonio Machado en estos versos profundos e ilusionados: "...Y, en cordial semejanza, / buen árbol, quizá pronto te recuerde, / cuando brote en mi vida una esperanza / que se parezca un poco a tu hoja verde...".

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