Aparcar en la Sevilla eterna

27 de marzo 2025 - 03:07

Con los aparcamientos pasa lo mismo que con Tablada y el antiguo mercado de la Puerta de la Carne. En el siglo XXI es una asignatura pendiente. Y todos los alcaldes dicen que lo van a resolver, pero ya lo ven. El casco antiguo de Sevilla necesita más aparcamientos públicos rotatorios. Y no basta con decir que se debe disuadir el uso del coche particular y apostar por el transporte público. No hay un transporte público a la altura de las circunstancias. Para eso sería necesario que el Metro llegara a la plaza del Duque, no basta con la Puerta Jerez. El casco antiguo de Sevilla es extenso. Gran parte de las fiestas y principales actividades se realizan en la ciudad histórica. Todavía Sevilla es la Sevilla eterna.

En otras ciudades españolas no se les hubiera escapado un parking subterráneo en la Alameda de Hércules. Monteseirín lo tuvo a su alcance y a Zoido se le escapó. Este es un ejemplo obvio. Hay aparcamientos (insuficientes) en las plazas de las Cortes/Duque y la Magdalena. Y privados en muchos edificios céntricos. Por lo demás, la zona norte del casco antiguo está desasistida a la hora de aparcar y eso condiciona muchas actividades y les perjudica.

El carácter disuasorio para el coche en Sevilla viene propiciado por los precios de los aparcamientos. En algunos cobran la hora a más de 3,50 euros. Por consiguiente, para ciertos desplazamientos y estancias puede salir más barato llegar en taxi. Los precios se ajustan a la demanda. Se puede considerar un atraco; pero, como se paga voluntariamente, es lo que hay. Y algunos colectivos salen perjudicados.

Es deseable que los coches no incordien por el centro de Sevilla. Pero hay necesidades. Y las zonas peatonales se convierten finalmente en utopías. El ejemplo más claro y disparatado es el de las calles Águilas y Muñoz y Pabón, donde la restricción no impide que los peatones se jueguen el atropello, ni que cientos de coches autorizados circulen a diario por una zona de supuesta preferencia peatonal.

Abordar los aparcamientos en la Sevilla histórica debería ser una prioridad para el Ayuntamiento. Y hacerlo con realismo. El alcalde, José Luis Sanz, no dispone de mayoría absoluta, lo que complica la adopción de medidas de envergadura. La tendencia es que todo siga igual. Igual de mal, se entiende. Mejorar el transporte público no es fácil tampoco, porque las características de la ciudad no ayudan. El autobús tiene limitaciones, el tranvía sólo cubrirá desde la Plaza Nueva a Santa Justa cuando no haya eventos y el Metro se queda en la Puerta Jerez. Sevilla sufre medio siglo de retraso, con indiferencia y resignación.

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